La Gruta de las Maravillas ha sido un escenario de excepción para acoger tres conciertos en tres días seguidos. Ha sido con motivo de de la celebración de un ciclo de música denominado El sonido del agua. La Gruta de las Maravillas a escena. Cada tarde ha habido una propuesta musical diferente y en todas se ha registrado un gran éxito de participación, ya que se ha completado el aforo que era limitado por las circunstancias excepcionales de ser dentro de la gruta, con 80 personas en cada concierto.

Una cita que ha contado con una notable presencia de visitantes, aficionados a la cultura y a la música, además de algunos vecinos de Aracena que han sido minoría excepto el viernes al ser un artista local el participante. Las entradas han costado 10 euros y se han vendido en la Oficina Municipal de Turismo, junto a la taquilla de la gruta.

Los conciertos se han celebrado dentro de la propia gruta, muy cerca de la entrada y salida, al ser un recorrido circular y próximo a la Sala de los Banquetes. De hecho se tardaba poco más de un minuto en llegar con la ayuda de guías de la gruta y trabajadores municipales hasta el lugar donde se iba a ofrecer el concierto.

El primer día la música clásica con instrumentos como el oboe, violín, viola y chelo fueron los protagonistas; el viernes el piano con el joven artista local Juan José Martínez Espina y el sábado flamenco.

El pasado mes de septiembre, con motivo del centenario de la apertura al turismo de la gruta, hubo un ciclo de conciertos similar, pero entonces tuvo lugar en la Sala de la Catedral, más amplia y bella que la utilizada ahora. La de este último ciclo de conciertos ha tenido sin embargo, la ventaja de la proximidad a la salida y entrada. Por ejemplo ahora se ha podido introducir el piano, siendo la primera vez que hay un espectáculo de piano dentro de la gruta. Seguramente sumando los conciertos de septiembre de 2014 y los de ahora en abril, se han desarrollado más espectáculos musicales que en toda su historia, aunque hay imágenes y documentos que demuestran haberse celebrado algún otro hace décadas, precisamente en la Sala de la Catedral.