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Las prospecciones en el entorno del castillo confirman nuevas cuevas

  • El primer sondeo deja ver una cavidad que coincide con el segundo nivel de la Gruta, a 47 metros de profundidad El segundo espera confirmar una aún más grande que la de Las Maravillas

El interior del cerro del Castillo de Aracena tiene nuevas cavidades más allá de la actual Gruta de las Maravillas. El primer sondeo realizado en los últimos días demuestra que hay una nueva cueva a 47 metros de profundidad de la superficie (a la altura aproximada de la calle Boleta o parte inferior del famoso bocao del Castillo, en el barrio de Santo Domingo) que tiene 5 metros de altura. La incógnita a partir de ahora es conocer la densidad y si hay nuevas cavidades debajo de la que ha aparecido, en otros sectores del cerro. Ambas premisas son probables según Wenceslao Martín Rosales, profesor de la Universidad de Granada y encargado de los proyectos de conservación de la Gruta de Aracena y del estudio para la delimitación de un perímetro de protección.

Ese estudio puso de manifiesto, como adelantó en su día Huelva Información, que cabía la posibilidad de la existencia de una nueva cueva o más bien la ampliación de la actual Gruta de las Maravillas. El hallazgo de ahora demuestra la precisión del estudio de la Universidad de Granada que indicaba la existencia de dos anomalías (oquedades), es decir, dos cavidades. La más grande de ellas se busca desde ayer con el segundo sondeo. Tendría, según el estudio presentado el pasado mes de mayo, dos niveles: uno más cercano a la superficie y otro muy profundo.

El primer sondeo se ha realizado en la parte noroeste del cerro del Castillo, es decir, próximo al campanario y junto al final de la calle Zilla. Los trabajos se dirigen a una más que probable ampliación de la actual Gruta de las Maravillas, según los primeros resultados que presentaron el alcalde de Aracena, Manuel Guerra, junto a Wenceslao Martín como responsable también de este proyecto que está realizando por la empresa Cemosa.

Ayer mismo comenzó el segundo sondeo, que se lleva a cabo justo entre el atrio del Castillo y el recinto fortificado. Ahí esperan encontrar resultados a partir de los 40 metros y se perforará con una profundidad de 80 metros en total. Los trabajos se realizan muy cerca del derrumbe de los grandes bloques de piedras que se aprecian en el gran lago de la Gruta. Si encontraran resultados positivos, como se espera a priori, la hipótesis de la continuación de la Gruta crecería notablemente. Un pensamiento que Wenceslao Martín, "siempre" ha tenido. De hecho, en el perímetro señalado en el estudio de la Universidad de Granada sobre la nueva cavidad más grande se aproximaba mucho al punto más lejano de la actual Gruta desde la entrada a los visitantes. Un punto que estaría, grosso modo, próximo al atrio de la iglesia del Castillo.

Ahora toca comprobar con estas perforaciones cuántas cavidades existen bajo el cerro (que pueden ser a distintos niveles); después, utilizar más sondeos para concretar el perímetro o bien hacer uso de otras técnicas como videocámara y/o de ultrasonido, para, como último paso, llevar a cabo una perforación mayor con la que poder habilitar un posible acceso para los científicos y así puedan ver qué hay dentro. Este último paso sólo se haría al final y siempre y cuando haya garantía de que "existe algo que merezca la pena".

En estos sondeos, debido a la dureza y densidad de la roca cuarcita, se está avanzando con el camión-sonda unos 14 metros máximos al día. Así se consigue que el peligro de derrumbes sea inviable porque es la técnica menos destructiva para este tipo de comprobaciones, al ser una perforación pequeña (10 cm de diámetro) y de rotación.

En la perforación que comenzó ayer (y cuyos resultados podrían conocerse la próxima semana) se espera encontrar una cavidad más grande en densidad y perímetro. Ahora, una de las dudas más significativa es conocer cuántas cuevas hay bajo el cerro del Castillo, contando siempre con la probabilidad de que existan si se tiene en cuenta que se trata de una zona en la que hay mármoles, piedra soluble y compuesta por una composición carbonatada, que favorecen la formación de espeleotemas gracias a la lluvia, el paso del tiempo y el contacto con CO2.

La antigüedad de las nuevas cavidades no se puede conocer con estos trabajos, aunque sí se sabe que el derrumbe de los bloques de piedra del gran lago se produjo, con un margen de error mínimo según Wenceslao Martín, hace unos 11.000 años. De ahí que la nueva o nuevas cuevas serían, como mínimo, anteriores en el tiempo a esa fecha.

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