La costa onubense desde los faros de El Rompido

La iniciativa vecinal 'Iluminando el faro' abre por primera vez en la historia las puertas de las dos atalayas (la actual y la más antigua) a cientos de visitantes

Luminaria del faro que sigue en funcionamiento.
Luminaria del faro que sigue en funcionamiento.
Dani Gómez El Rompido

18 de mayo 2014 - 05:01

Sólo unos pocos afortunados, concretamente el personal de mantenimiento de la Autoridad Portuaria de Huelva, tienen habitualmente la oportunidad de disfrutar de las espectaculares vistas que de todo el litoral onubense pueden divisarse desde el faro de El Rompido.

Una majestuosa atalaya situada sobre la punta más saliente de la margen izquierda del río Piedras, junto a El Rompido, constituida por una torre cilíndrica blanca de unos cuatro metros de diámetro cuya parte más alta se sitúa a 43 metros sobre el nivel del mar, y a 29 sobre el terreno en que está enclavada. Y ayer pudo ser visitada por cientos de personas gracias a las gestiones de la asociación de vecinos Río Piedras de El Rompido.

De esta forma, entre las diez de la mañana y las dos de la tarde, y en grupos de ocho, cientos de visitantes pudieron disfrutar de las privilegiadas vistas que desde dicho faro pueden divisarse, eso sí, después de hacer un poco de ejercicio subiendo en redondo los 114 peldaños de su escalera interior.

La iniciativa, denominada Iluminando el faro, ha tenido lugar dentro del marco de la I Semana Cultural de Primavera organizada por dicho colectivo vecinal, siendo sin duda la actividad que más expectativas ha generado de toda la programación lúdica y cultural diseñada por la asociación para todo este fin de semana, la cual también ha incluido la visita al faro más pequeño y antiguo, que se ubica junto al anterior.

Además, los visitantes han podido preguntar cuantas dudas han tenido a lo largo del recorrido, gracias a la presencia de un funcionario de la Autoridad Portuaria de Huelva.

Carlos Gómez, encargado del mantenimiento eléctrico de la instalación, les explicó, entre otras cosas, que el alcance nominal nocturno del faro es de 27 millas náuticas (unos 37 kilómetros), gracias a los tres grupos de cuatro lámparas de 200 vatios con que está dotada su luminaria, que emiten un doble destello cada cinco segundos.

El faro más antiguo, construido en 1861 con aparato de tercer orden y luz fija variada por destellos de 4 en 4 minutos tenía un alcance de 14 millas, siendo su lámpara original de aceite de oliva. Fue construido con el propósito de cubrir con una luz de costa desde la desembocadura del Guadiana hasta los ríos Tinto y Odiel, mientras que para balizar la barra de El Terrón se colocarían dos luces fijas blancas de enfilación que se encendieron en 1864.

No obstante, en 1885 se aprobó una propuesta para cambiarlo por otro en Punta Umbría, que finalmente no se llevó a cabo. En 1919 se puso una instalación de petróleo por incandescencia y se acopló al aparato original un sistema de pantallas giratorias que producían una apariencia de grupos de 2+1 ocultaciones con 16 millas de alcance. En 1928 volvió a cambiarse para distinguirlo mejor del faro del Picacho y se le dejó con una de grupos de 2 destellos blancos cada 5 segundos. Para ello se cambió el sistema de pantallas por otro de lentes giratorias. En 1934 se automatizó con una instalación de acetileno y destellador. Su óptica está actualmente expuesta en el Centro de Recepción y Documentación del Puerto de Huelva.

Finalmente, en 1975 se decidió construir una nueva torre, ya que la antigua no permitía el recrecimiento necesario de 15 metros, que entró en funcionamiento en 1976 y que es muy similar al faro que se encuentra a la entrada del puerto de Huelva.

La estampa de los dos faros de El Rompido es una de las imágenes más reconocibles y características del litoral onubense y, después de muchos años, ayer fue la primera vez que han abierto sus puertas para ser visitados por los ciudadanos. Sin duda, la expectación que la iniciativa ha suscitado hacen pensar que podríamos estar ante un importante atractivo turístico para El Rompido y, en general para todo el litoral onubense, aunque desafortunadamente, por el momento infrautilizado para fines turísticos.

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