Provincia

Los 'botellódromos' mitigan este verano las quejas vecinales

  • Los ayuntamientos habilitan en los perímetros de los cascos urbanos zonas para que los jóvenes hagan el 'botellón' · Las denuncias por molestias se han reducido y en algunos casos han desaparecido

A punto de expirar la campaña veraniega el consumo de alcohol en la vía pública ha dejado de ser uno mayores quebraderos de cabeza de vecinos y turistas, gracias a los botellódromos habilitados por los ayuntamientos que han mitigado los problemas de ruido y suciedad.

En Moguer aseguran haber hallado la fórmula para casar los distintos intereses inter generacionales. El alcalde, Gustavo Cuéllar, se congratula de que este año en Mazagón "no se haya recibido ninguna denuncia o quejar por parte de los vecinos" tras habilitar un emplazamiento en el plan parcial número cuatro, a la entrada desde Palos de la Frontera y a unos 25 metros de la zona urbana.

El mandatario moguereño ha señalado que en los aledaños existe una zona acotada para aparcamientos, si bien en el interior está prohibido el acceso con los denominados coches discotecas que tantas molestias generan a los vecinos y que, no obstante, también se han visto reducidos por la crisis. Cuéllar insiste en que gracias a ello se ha logrado erradicar el botellón del parque, "una zona de ocio y de uso infantil que no era la más adecuada para este tipo de actividades y que permitía el anterior alcalde".

Por último, el edil insiste en que también se ha realizado "una labor pedagógica que ha sido muy bien tomada por los jóvenes al objeto de que el recinto sea un lugar de reunión y de encuentro y no un mero lugar donde quedar para beber por beber".

En Punta Umbría esta misma estrategia también ha dado sus frutos. Así lo confirma la concejal de Juventud, Bárbara Carrasco, quien considera un "acierto" el haber desplazado a los jóvenes hasta "el Recinto Ferial, junto a la escuela de piragüismo", lo que ha permitido que los vecinos del perímetro de la ría no tengan que convivir con esta práctica bajo sus pisos.

De igual modo, la edil recuerda que en este espacio se "desarrolla un dispositivo especial de seguridad", mientras que la Policía "tiene órdenes de aplicar sanciones a todo aquel que beba en un espacios públicos no habilitado".

Cabe recordar que el Ejecutivo de José Luis Zapatero promovió una vigente ley que dejaba en manos de las corporaciones locales la potestad para prohibir el consumo de alcohol en la vía pública.

En la provincia, el último en decretar la ley seca fue Bollullos. En esta urbe la decisión vino motivada por cuestiones de seguridad, dado que en el polígono industrial llegaban a concentrarse más de millar y medio de jóvenes que comprometía la seguridad de los propios agentes de la benemérita, cuerpo que no disponían de la dotación de efectivos necesaria para frenar algunas reyertas que se produjeron en la zona y el descontrol en la venta de sustancias estupefacientes ante la llegada de jóvenes de las provincias de Sevilla y Badajoz.

Más problemas ha encontrado Almonte para regular la práctica en Matalascañas. El equipo de gobierno optó por prohibir directamente el consumo de alcohol en la avenida de las Adelfas, donde cada fin de semana se concentraban miles de jóvenes. La iniciativa vino acompañada de campañas en los bares para reducir los precios y hacer atractiva el consumo en estos establecimientos, lo que a la par permitía un mejor control del acceso al alcohol por parte de los menores.

No obstante, la medida ha "fracasado" como revela las quejas de la Asociación de Propietarios de Matalascañas. Su presidente, Juan Gómez, denunciaba que la medida ha llevado aparejado un perjuicio mayor en tanto en cuanto que cualquier zona verde es ahora susceptible de acoger un botellón, con la suciedad y ruido que ello conlleva. De este modo, Gómez reclamó habilitar como botellódromo un espacio dentro de las 25 hectáreas del camping Rocío Playa, al estar suficientemente alejado de la zona urbana. La propuesta no encontró respaldo institucional. José Antonio Domínguez, alcalde de Almonte, duda que los jóvenes se desplacen a una zona tan alejada al núcleo urbano, a la misma vez que recuerda que dichos terrenos se le dará un uso turístico.

En Rociana del Condado se logró mitigar los perjuicios del botellón derivando su práctica hasta el polígono industrial Huertas Nuevas. No obstante, en este mismo municipio voces tan autorizadas como el Juez de Menores Emilio Calatayud impartió una ponencia en la Sociedad Cultural Casino, en la que abogó sin paliativos por prohibir esta práctica que, en muchos casos, se convierten en salvoconducto para que muchos menores se estrenen en el consumo. Calatayud considera que la sociedad y los jóvenes "han dejado de percibir el alcohol como una droga". Una permisividad que a su juicio está detrás de la rebaja de la edad del primer contacto con la bebida.

Padres, sociedad en general e incluso algunos alcaldes del Condado reconocen extraoficialmente que desconocen la fórmula para erradicar esta práctica. "Los recursos y esfuerzos a nivel económicos han sido importante, la información es enorme, las campañas innumerables, los resultados: desoladores".

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