La verdad es plural

Marisa Fernández / serrat

El buentrato

DEBIDO a la conmemoración del Día contra la Violencia de Género el pasado día 25, y como no podía ser de otra manera, instituciones y asociaciones de toda España han atendido y analizado intensivamente dicho fenómeno. Sin embargo, aunque sea encomiable el esfuerzo dedicado al mismo y se haya aumentado el número de medidas puestas en marcha, los resultados no están siendo proporcionados con la lucha emprendida. La campaña de concienciación, no sólo a lo largo de la semana sino durante todo el año, sobre la necesidad de pedir ayuda ante las amenazas o la amplia difusión sobre el cómo hacerlo, no ha impedido que aumente el número de víctimas ni ha frenado el acoso digital al que están sometidas muchas adolescentes por sus parejas o exparejas. Procede, pues, probar otros recursos más capaces de frenar esta violencia.

¿Por qué no aprender de experiencias similares y ponerlas en práctica? Recuérdese que durante años, la DGT, a fin de frenar el número de accidentes en carretera, utilizó escabrosas escenas de personas muertas o malheridas que, al no funcionar como se esperaba, decidió suprimir suavizando la campaña con imágenes más sugerentes y menos intimidatorias. Si, además, se conoce gracias a numerosos y rigurosos estudios la potencialidad que tienen los estímulos positivos frente a los negativos, ¿No nos estaremos pasando con la exhibición de la sangre y los moratones de las mujeres? ¿No ayudaría más una visión más amable de las relaciones entre hombres y mujeres? ¿No habría que formar en cómo llevar una buena relación con su pareja en lugar de insistir tanto en qué hacer ante las malas relaciones? ¿Y si hablamos más del buentrato que del maltrato? Así lo ha entendido la comunidad educativa del CEIP Marismas del Tinto, de S. Juan del Puerto, que el día 25 y organizado a través de su Plan de Igualdad, expuso una colección de 100 fotografías tomadas por alumnado, familias, PAS y profesorado que recogían escenas de buentrato. Ese día, mientras en otros contextos unos pintaban a mujeres sangrando, allí las mostraban sonriendo. Mientras los medios reproducían testimonios de mujeres que habían sido gravemente agredidas, estos niños y niñas las expusieron abrazando a su pareja. En este colegio se ha denunciado el maltrato, pero sustituyendo lágrimas por sonrisas, puñetazos por besos y golpes por caricias. Enhorabuena a toda esa comunidad por buscar otras alternativas y reivindicar el merecido protagonismo para el buentrato.

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