Huelva merecedora de mayor expansión

ES de lamentable sentir y mayor perplejidad ir recibiendo con una continuidad inusitada en nuestros medios toda una oleada de reportajes de ciudades vecinas de tanta belleza histórica y actual con miras al turismo que han sabido vender bien lo suyo y que cada una hace de su capa un sayo.

Pero nos duele que sigamos siendo la provincia andaluza más olvidada y postergada, como si no pudiéramos presentar nada positivo por carecer de ello, y en defensa si en algo podemos presumir de algo bello de nuestra historia se lo atribuyen estos hechos como si hubiesen pasado fuera de nuestras fronteras. Existen pruebas fehacientes.

Nos revela que siga siendo Huelva la cenicienta andaluza por lo que tenemos que clamar ante esta coyuntura que tengamos que seguir con este apodamiento injustificado.

Nuestra ciudad, aunque se considera aún pequeña en su dimensión, tiene mucho que decir para el exterior pues sigue creciendo y hermoseándose y se enorgullece de su belleza innata, y esa entrega sin recibir nada a cambio para todo foráneo que la visita que puede darle para maravillarle los más hermosos rincones de su Sierra, Campiña y playas, y de historia a raudales.

Huelva, para los que hemos nacido en ella y los más afincados desde muchos lustros atrás, seguimos siendo buenos amantes de nuestra tierra y podemos lanzar a los cuatro vientos que nos podemos jactar y alardear de vivir en ella. Podemos hablar de historia, pues tenemos argumentos para rato, y sin querer dorar la píldora se puede aseverar con datos fidedignos que esta provincia y capital es pionera desde tiempo inmemorial con asentamientos de distintas civilizaciones en toda la nebulosa de los tiempos.

Si sacamos a la palestra lo que más puede distinguirla y acreditar a nuestra provincia en toda la configuración de su territorio es la magnificencia de sus extensas playas oceánicas, de doradas y finas arenas, de sus minas centenarias, de la incalculable importancia de su inmensa sierra ubérrima, con parajes y rincones paradisíacos, en donde la arboleda adquiere un gran protagonismo trascendental en toda la geografía de su territorio y si nos adentramos por toda su campiña y por todo su litoral, desde la desembocadura del Guadiana hasta la Punta del Malandar, frontera con Cádiz, es todo un continuo y extenso mar de miles de pinares que abarcan un gran centenar de kilómetros, donde su redondeadas y verdes copas están tan agrupadas que casi no es perceptible su suelo.

Pero pasemos páginas porque no podemos seguir todos los hechos históricos de nuestra tierra, pues son sobradamente conocidos por todos los medios difundidos, por prensa, radio y TV fuera de nuestra frontera.

Realcemos el magnífico patrimonio de Huelva, nuestra tierra, para que tenga un parangón de equidad con las provincias vecinas. No seamos abúlicos, desinteresados e indiferentes con nuestra ciudad y levantémosla a lo más alto echándole más leña al fuego para que su historia y su presente sea bien difundida a todos los rincones de Andalucía.