La otra orilla

Javier Rodríguez

Perderemos el tren

EL día que cerraron el servicio de Paquexprés en mi pueblo, a finales de los 80 del siglo pasado, alguien se aventuró a decir: "Van a quitarnos el tren". "¿Cómo va a ser eso?", preguntó otro que no creía que un Gobierno "socialista" que ya había demostrado ser capaz de eso y mucho más fuera capaz de eso y de todo lo demás. Y había que darle la razón al primero, aunque nos hayamos tenido que situar a este lado del calendario para tener la perspectiva suficiente desde la que se observa el desmantelamiento progresivo de una línea que debe estar en los planes de infraestructura en el mismo epígrafe que líneas como la Huelva-Ayamonte: "Infraestructuras obsoletas".

A la línea que atraviesa la provincia de norte a sur la metieron entonces en un círculo vicioso en el que la desinversión conducía a menores ingresos, que justificaban más desinversión, que provocaba menos ingresos porque cada vez menos gente usaba el tren o porque servicios de mercancías o de paquetería como el que hemos mencionado suprimían los ingresos que generaban, pero no el coste que provocaban (las infraestructuras, los recursos, el personal que requerían). Después vimos cómo se iban cerrando estaciones, suprimiendo personal o malgastando el dinero en transporte por carretera cuando llegaba el invierno por no gastárselo en arreglar el tramo que va entre El Repilado y Cumbres para evitar que quedara inutilizado durante la temporada de lluvias.

"Una vez dejado el servicio en la mínima expresión, con apenas personal adscrito, con muchos menos usuarios que dependan de él y con el argumento de las pérdidas generadas -debieron pensar- será muy fácil desmantelar la línea". Porque lo que les interesaba era llenar el país de autopistas y de Alta Velocidad, obras faraónicas en las que pueblos de comarcas que ocupan puestos destacados en el escalafón de los más pobres de Europa poco pintaban. Y ahora pretenden dar una vuelta de tuerca más. Con un Gobierno que no necesita tantos miramientos para recortar y al que los que sí tuvieron miramientos se lo han puesto muy fácil, la CGT denuncia un nuevo recorte programado por ADIF y los que creemos que el impulso del ferrocarril es una de las alternativas más interesantes para resolver los problemas de movilidad vemos cómo seguimos alejándonos de esa aspiración. No es sólo que Huelva pierda infraestructuras, es que nos alejamos de un modelo de movilidad mucho más sensato.

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