Javier / Chaparro

La Mesa de los fosfoyesos

Paso cambiado

13 de julio 2014 - 01:00

EL próximo día 24 se constituirá formalmente en el Ayuntamiento de Huelva la Mesa para la recuperación ambiental de las balsas de fosfoyeso. Con la participación de administraciones, empresas y diversas asociaciones, el objetivo es encontrar entre todos "la mejor solución posible" para un espacio degradado desde hace casi medio siglo. Como todo proyecto de este tipo, la cosa tiene sus pros, sus contras y unas importantes limitaciones, tanto competenciales como a nivel científico/técnico. Y un contexto peligroso: el electoral.

La Mesa surge como consecuencia del acuerdo unánime del Pleno municipal y con la voluntad de abrir al conjunto de la sociedad onubense un debate de múltiples perfiles para que cada parte haga sus aportaciones. Ahora bien, este órgano no puede ser excusa para saldar viejas cuentas pendientes ni para hacer propuestas sin un mínimo de rigor.

El Ayuntamiento, con el alcalde a la cabeza, debe fijar de manera nítida los objetivos del debate, un orden del día de las reuniones y un calendario al final del cual se alcancen unas conclusiones y propuestas con posibilidades de ser llevadas a cabo. Obviamente, no vale todo. Ahí están como puntos de partida los informes elaborados en los últimos años por los expertos de la Universidad de Huelva sobre el estado de las balsas, las precauciones ambientales que se deben tomar, los modelos de restauración que se han ejecutado en las balsas de fosfoyeso existentes en medio mundo y la propuesta que Fertiberia, como gestora de los residuos, está perfilando para restaurar la zona. Hay, por tanto, una base sólida a partir de la cual se puede entablar un diálogo serio sobre lo que se quiere y puede hacer, sin olvidar los recursos presupuestarios existentes a día de hoy. A este respecto, la sentencia de la Audiencia Nacional indica claramente que la empresa de fertilizantes debe sufragar los gastos de la restauración, aunque más dudas existen sobre el procedimiento a seguir. Por eso es necesario manejarse con rigor. Caso contrario, caeremos en un circo en el que cada cual representará su numerito en busca del voto o de una foto con la que adornar su currículo.

Sin competencias para tomar decisiones, por mucha voluntad que le ponga, la Mesa debe ser un lugar de contraste de posiciones en busca de denominadores comunes en beneficio de Huelva. Sus sugerencias serán una suerte de guía para los partidos gobernantes y una buena oportunidad para que cada cual se exprese sobre el uso que debe tener un espacio común que vuelve ahora a manos de los onubenses.

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