Espectáculo en la capital El recital flamenco combina cante, baile y proyecciones

'Flamenco soy' y por Huelva canto

  • Nueve peñas onubenses ofrecieron anoche un recital en el Gran Teatro para celebrar la declaración del flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad que encandiló a los espectadores

Noche de fiesta en la capital. El Gran Teatro se vistió de gala para recibir a cientos de espectadores que no quisieron faltar a una de las citas culturales más importantes del año, el espectáculo Flamenco soy, un alegato a los cantes y los bailes tradicionales de la provincia organizado por la Diputación de Huelva a modo de celebración de la declaración del flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Y todo desde el punto de vista de las peñas -donde se cuece a fuego lento el arte del cante, la guitarra y el baile-, en un escenario al que se subieron nueve de las 23 que existen en la provincia: Huelva, Femenina, El Higueral, Nerva, Calañas, Palos, Moguer, Punta Umbría y Trigueros. Sin embargo, el director del recital, el músico y guitarrista onubense Joaquín Brito, agradeció su colaboración a las otras catorce, "que se han implicado enviándonos material gráfico".

La fiesta del flamenco onubense, presentada por el periodista Ígor R. Iglesias, comenzó con la entrega de distinciones a modo de reconocimiento a la labor que cada una de estas asociaciones viene realizando desde hace años. La presidenta de la Diputación, Petronila Guerrero, fue la encargada otorgar los galardones a representantes de cada una de las peñas onubenses, "lugares de culto del flamenco y campos de ensayo del artista", incluida la Federación de Peñas Flamencas de Huelva.

El espectáculo audiovisual, novedoso y sin precedentes en la provincia, disfrazó el escenario de peña flamenca, con sillas de enea, mesillas y hasta una barra. Sobre las tablas, todos los participantes (una treintena), restando protagonismo a las idas y venidas desde las bambalinas e instaurando un orden rotatorio que aportó dinamismo a la ceremonia.

Evidenciar y dar el lugar que se merece al flamenco onubense fue el objetivo principal. Y se hizo a través de un formato que dividió la gala en cinco secciones e impulsó un recorrido por el territorio provincial desde la sierra a la mar.

Abrió, pues, la velada una ronda de tonás de la Puebla desmenuzadas en las voces de las peñas Femenina y de Huelva, que los cantaores aderezaron con un estribillo de nueva creación que el respetable agradeció con una ovación intensa y que rezaba: "En Huelva he nacido, a Huelva cantamos porque presumimos de nuestro fandango; qué buenas las cosas de esta tierra hermosa que llevamos dentro".

Con imágenes de las comarcas de la Sierra y el Andévalo arrancó el segundo bloque por fandangos de Calañas, Almonaster, El Cerro, Valverde, Santa Bárbara y Cabezas Rubias. El folclore se hizo danza paralelamente en los bailes de Encinasola y Almonaster hasta llegar al tercer acto, impregnado de los cantes de trilla y los fandangos de Huelva en recuerdo de sus cantaores más célebres: José Rebollo, Pepe La Nora, Antonio Rengel, Paco Isidro, El Brujo, la Niña de Huelva... Gargantas jóvenes y maduras daban vida al fandango, haciéndolo tomar cuerpo, cobrar relieve sobre el escenario tenue del Gran Teatro onubense.

Uno de los instantes más emocionantes del espectáculo llegó con la guitarra del Niño Miguel y la melodía de su Vals flamenco, una pieza que se aferró al alma del patio de butacas al amparo de una proyección del genial guitarrista de Huelva.

El cuarto acto se convirtió en un auténtico tributo a Alosno. Cobraron protagonismo personajes locales con estilos propios, desde Marco Jiménez a Bartolo el de la Tomasa, pasando por Antonio Abad, María la Conejilla, Juan María, Pepe Briones o Manolillo el Acalmao. Los guitarristas El Pinche y Juan Díaz también tuvieron su espacio en este singular homenaje de las peñas flamencas onubenses a la cuna del fandango.

El tramo final del espectáculo fue un tributo a la Cruz de Mayo alosnera, fiesta que, precisamente ayer, fue designada como una de las siete maravillas de la provincia.

Los integrantes de las nueve peñas flamencas representadas sobre las tablas revivieron la festividad local mediante una representación teatral que fue muy del gusto del público y que reflejó -también en el baile- las tradicionales sevillanas bíblicas o seguidillas alosneras, donde el hombre saca a bailar a la mujer y le da la moneda conocida como perrilla pa la luz.

El colofón a la ceremonia del flamenco lo puso el inimitable Paco Toronjo. Su imagen presidió el escenario y su voz se hizo presente en la bombonera con un fandango valiente.

De nuevo sonó en las voces de los peñeros el estribillo que abrió el espectáculo, que acabó con otro alosnero y el merecido aplauso de la platea, prácticamente a rebosar, que se entregó de lleno a este homenaje a las peñas flamencas de la provincia de Huelva.

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