Cultura

Madrugada de campanilleros en Aracena

  • El pueblo no falta a su cita anual con una de las tradiciones del mes de octubre

Los campanilleros es una de las tradiciones más antiguas y queridas en Aracena, que se mantiene en el tiempo y además con proyección de futuro. Una treintena de hombres, de diferentes edades, han salido cada madrugada de domingo del mes octubre por las calles y barrios de la ciudad serrana.

El último domingo se pudo comprobar que hay cantera, ya que existen en el grupo hasta diferentes generaciones que van de padres a hijos e incluso pasando por sobrinos. El más pequeño de todos es hijo del director del grupo, conocido cariñosamente como J.R., y a su vez nieto del gran impulsor de los campanilleros y creador de muchas letras como era José Guerrita y el más veterano es Tomás de la Osa Maldonado.

La festividad de la Virgen del Rosario está históricamente ligada a los campanilleros con el rosario de la aurora. La tradición es despertar a los vecinos para que vayan a la misa de las siete y media de la mañana en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, y a la iglesia prioral del castillo durante el último domingo como ocurrió el pasado día 27, jornada muy concurrida (algo más que en 2012) en la que hacía algo de frío pero acompañó el buen tiempo.

El rosario comienza durante estos días mucho antes porque en las horas previas el coro canta sin la presencia corporativa de la hermandad para así acoger a lo largo del mes a todos los barrios de una localidad que cada vez crece más lo que supone una mayor dificultad para cantar en todos los rincones de Aracena.

Esta devoción fue extendida por los frailes dominicos desde mediados del siglo XVI cuando se instalaron en el antiguo hospital de San Sebastián, a la entrada del pueblo serrano por la carretera de Sevilla y actualmente iglesia de Santo Domingo, además del barrio que lleva su mismo nombre (de los más antiguos de Aracena).

En el siglo XVII destacó la figura de la Madre Trinidad, una de las monjas dominicas del convento de Jesús María, que promovió la figura de los campanilleros como un reclamo para incrementar la devoción al rosario. De hecho algunas de las letrillas más antiguas se le atribuyen a ella y de ahí que la Cofradía del Rosario acompañe al coro durante la última parte del recorrido.

Las coplas de los campanilleros hacen referencia a los misterios del rosario, reflejando el devenir del pueblo y sus devociones marianas. El coro cada vez posee mayor variedad instrumental; desde los más antiguos como esquilas, sonajas, el cántaro, la alpargata, el triángulo, y la carrañaca hasta los más recientes como la pandereta, el saxofón, la bandurria, la guitarra y hasta trompetas y timbales. Tal como indica una de las letras de campanilleros "no le temen ni al frío ni al agua, ni a la malas noches que puedan pasar", puesto que más de una madrugada se ven inmersos en noches de frío e incluso alguna que otra llovizna. Pero merece la pena porque como también cantan "qué bonitas son las mañanitas de campanilleros".

El pueblo acude en multitud, pese a la hora y la baja temperatura reinante, al rosario de la Aurora, aunque la inmensa mayoría son mujeres. El día más concurrido siempre es el último, con la subida al castillo, donde tiene lugar la misa, para rendir pleitesía a la Patrona de la ciudad, Nuestra Señora del Mayor Dolor.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios