Para despertar el apetito y todos los sentidos. Aracena ha acogido durante el puente festivo del día de Andalucía un mercado de productos ecológicos, artesanos y locales con gran éxito de participación y presencia de público. A la masiva afluencia de turistas y curiosos ha acompañado una impecable climatología con temperaturas primaverales, que ha contribuido a hacer más agradable la jornada.

El lugar era un escenario ya habitual para este tipo de mercados, de nuevo con gran acierto, en pleno centro de Aracena, al final de la calle Gran Vía y junto a las puertas del Museo del Jamón. Allí se han ubicado 16 expositores, de los cuales, una mitad eran de alimentación y la otra de artesanía. En ese mismo espacio estuvo el pasado mes de diciembre el mercado del queso artesano a la espera de la finalización del pabellón cubierto en el recinto ferial.

Al mismo tiempo, se han desarrollado distintos talleres que han servido para comprobar el proceso artesano de algunos productos habituales en la comarca serrana.

Los pasteleros enseñaron cómo se hila el piñonate, dulce típico de la Sierra; los panaderos, cómo se amasa el pan y el procedimiento para hacer bollitos. Quienes asistieron pudieron ver y hacer su propio queso para posteriormente llevárselo a casa. Hasta hubo algún que otro atrevido que se adentró en el aprendizaje del trabajo con el cuero, el fieltro y la lana.

El discurrir de asistentes ha sido constante durante los tres días, desde el sábado hasta ayer lunes. La satisfacción de los artesanos ha sido grande y el comentario más extendido entre ellos era que el mercado se ha quedado pequeño y había que repetirlo con mucha más frecuencia. Además, la acogida del vecino local ha sido de agradable sorpresa.

Así pues el mercado de productos ecológicos, artesanos y locales ha cumplido con todos los objetivos de dar a conocer los trabajos artesanos que se hacen en la Sierra. En este sentido, en alimentación se han mostrado una amalgama compuesta de embutidos ibéricos, patés artesanos, productos de la castaña, quesos artesanos, pan de pueblo, pasteles de Aracena, licores, miel, aceite y vinos, entre otros. Y en cuanto a la artesanía, los visitantes han podido contemplar el trabajo con el cuero, fieltro, almazuelas, lana, grabados, perfumes, bisutería y corcho.

Sin lugar a dudas, se trata de una cita que debe quedar en el recuerdo pero no en el olvido. Así que cuanto antes se repita mejor para los artesanos locales y, a su vez, el preciado público consumidor. Todo ello, en un marco incomparable como es la Sierra, donde se cuida el pasado y las tradiciones sin olvidarnos de los necesarios avances del futuro.