Crónica urbana

"La transparencia nunca es suficiente"

  • Testigo de cada movimiento en la casa de la Gran Vía y filtro jurídico, se jubila el secretario del Ayuntamiento Ángel Baselga, con la impronta -dijo el alcalde- de una persona "honesta, lúcida y decente"

EN esta semblanza, arrancamos con la sentencia de un personaje de Billy Wilder, describiendo al mítico abogado de The fortune cockie, un tipo que "era capaz de encontrar un cabo suelto en los diez mandamientos". Así ha forjado su discreta reputación el secretario general del Ayuntamiento, una wikipedia andante, complacida en el anonimato pero con muchas historias que contar en los 15 años que ha estado en la institución. Se jubila Ángel Baselga, a sus 70 años, reiterando que en democracia "la transparencia nunca es suficiente" y que, en su caso -técnico apolítico hasta la médula-, le tendrían que haber ofrecido el Imperio de Occidente para meterse en los berenjenales de la política.

El Pleno acaba de rendirle homenaje reconociendo su capacidad profesional y su impronta de "persona honesta, lúcida y decente", en palabras del alcalde Pedro Rodríguez, y recibiendo en estas últimas jornadas el agradecimiento de todos los grupos políticos y el afecto del cuerpo de funcionarios.

Testigo de cada movimiento en la casa de la Gran Vía y filtro jurídico, Ángel Baselga de Ojeda (Madrid, 1940) ha venido asumiendo las funciones de fe pública y asesoramiento legal preceptivo, una responsabilidad de control general y adecuación a las leyes que ahora, con carácter accidental, corresponderá a Felipe Albea Carlini, vicesecretario del Consistorio.

La primera vez que Baselga pisó Huelva eran las Colombinas de 1959 y descubrió "un pueblo grandecito, -cuenta- del que recuerdo, entre otras cosas, la estatua de Colón y la gente de trato fácil y afectuoso". Por aquellos entonces ya había comenzado sus estudios en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid, haciendo prácticas después en Ya y colaborando luego con el gabinete de prensa de la embajada americana. Compaginó esta carrera con la de Derecho, y al graduarse trabajó como abogado asesor de empresas inmobiliarias y como agente de la propiedad.

Siendo habilitado del Estado para la Administración Local, de Extremadura vino a parar a la Secretaría General del Ayuntamiento de Isla Cristina en 1988, viniendo a Huelva con su esposa sevillana, a la que había conocido en Islantilla. Quedó una plaza vacante en la capital onubense y en 1996 se trasladó a Huelva en comisión de servicios, primero como oficial mayor del Ayuntamiento, después como vicesecretario y, a partir de 2002, una vez se jubiló Manolo Batanero, como secretario general.

Participó en los albores del PGOU, aportó relevantes propuestas en gestión de personal y se consolidó durante todos estos años como una referencia técnica en la Administración.

Cada vez que ha habido en la Gran Vía algún episodio de Bienvenido Mister Marshall, alguna visita de alto rango que pusiera el Ayuntamiento de punta en blanco, Baselga se quedaba en la sombra despachando burocracia, divirtiéndose -dice- cuando no pasaba nada y sin aspavientos cuando la casa estaba como un hervidero. "Me voy satisfecho, después de lo que ha sido una dulce mediocritas, una agradable rutina en la que ha sido indispensable el apoyo y entendimiento con todos los funcionarios. He tenido mucha suerte con el equipo de la Secretaría General, fundamentalmente con Esperanza Vázquez y con todos los demás trabajadores. Gracias a ellos y a la sintonía que he tenido con todos los departamentos, mi trabajo ha sido muy cómodo y sencillo. Y los políticos también han colaborado y han sido muy razonables en el día a día, a lo que ha contribuido sobre todo la forma de ser del alcalde, afectuoso y cordial. Y aunque parezca que Pedro Rodríguez lleva una vida de relaciones públicas, tiene un control absoluto de todo lo que se hace en el Ayuntamiento y del trabajo de sus 14 concejales".

Deja el Ayuntamiento en un tramo complicado, en el que el equipo de Gobierno del PP se ve abocado a los malabarismos financieros, en puertas de unas elecciones. "Por los informes de Tesorería e Intervención -apunta- sé que la situación económica es mala, hay mucha gente esperando para cobrar, muchos acreedores que protestan. Además, no vivo en Marte, vivo en Huelva. Sospecho que la situación es difícil, pero para saber en qué grado tendríamos que conocer la deuda por habitante y ese dato, o no existe o yo no lo he visto".

En la mirada exógena a la ciudad, fuera del despacho, ha visto también el vértigo del cambio y los condicionantes de futuro. "Aquel paisaje primitivo que conocí en 1959 nada tiene que ver con el actual, -cuenta- pues en estas décadas Huelva se ha puesto a la altura de cualquier ciudad portuaria, con la ventaja añadida del clima. Eso sí, todavía tienen que mejorar mucho las comunicaciones, y contar con tres o cuatro trenes al día, que pasen por Sevilla y lleguen a Madrid en tres horas y media; o la carretera Huelva-Cádiz, buscando la solución que más respete al Parque Nacional".

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