El Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Nerva expone lo mejor de sus artistas locales, desde el genial Vázquez Díaz, que da nombre al museo, hasta las jóvenes promesas, pasando por otro de los grandes, como fue José María Labrador, con motivo del 125 aniversario de la independencia de la villa como aldea de Riotinto, en 1885.

Para el director del museo y comisario de la exposición, Juan Alfonso Barba, en la muestra confluyen las cinco generaciones de artistas que ha parido Nerva en su siglo y cuarto de vida: "Más de setenta artistas forman el grupo del que he partido para seleccionar en esta primera entrega a veintinueve, que recorren todo el espectro" aseguró. Cinco generaciones para un 125 aniversario: desde Daniel Vázquez Díaz, que nace en la todavía aldea de Riotinto, tres años antes de lograrse la independencia, hasta Leticia Zamorano, que cierra el grupo de artistas, no porque su apellido empiece por la Z, sino porque con sus 25 años es la más joven de todos los que exponen.

Al igual que Leticia, otros tantos jóvenes artistas nervenses, como Elena León, Laura Cirilo, Abilio Domínguez, José Luis Pedrero y Juan Moya, pertenecen a una nueva generación con tintes absolutamente mineros, ya que trabajan con el mineral como elemento predominante de sus obras, arrancándoselos a la tierra como en su día hiciera el propio Vázquez Díaz, usando el polvo de cobre como pigmento.

El recorrido de la exposición comienza con Daniel, como lo llamaban cariñosamente los cientos de discípulos que pasaron por su taller. A Vázquez Díaz le sigue José María Labrador, que influirá mucho más en la escuela local de Nerva. Continúa con Fontenla que, siete años menor que Vázquez Díaz y un año mayor que Labrador, había creado una escuela de pintura local contagiando su amor por la pintura a otra generación de artistas no menos interesantes: Rosario Moreno, Alcaide, Manuel Vázquez, Sutilo, Joaquín Jiménez, Manuel Villalba, Manuel Martínez López, etc.

Pero sin duda, las estrellas de la exposición, por tratarse de obras muy novedosas para el público nervense, son Díaz Oliva, Alberto Vázquez, el publicista José Domínguez y Juan Miguel Fernández, nervense afincado en Riotinto que fue censurado en 1979 en el I Certamen Vázquez Díaz por sus atrevidas obras.

También reaparece un gran olvidado de la tierra como el escultor Evaristo Márquez. Su viuda Jerónima aún recuerda con cierta amargura hacia su querido pueblo la escultura que su marido hizo para Nerva en 1983, que representa a una garza con formas de mujer y ninfa. Allí, en Juan Gallego, en el patio de su casa, otro de los símbolos de los nervenses dormita a la espera una respuesta de su pueblo veinticinco años después, hace una generación.