Sus actos lo definen como un hombre solidario, de corazón grande y tiene un gran sentido práctico. No son cualidades incompatibles en el caso del mago Aurelio, un arquitecto técnico formado en Pamplona que amplió su currículum con estudios de gestión de calidad y tasaciones, al que el estallido de la burbuja inmobiliaria ha devuelto a la pasión que despertó en él la magia cuando apenas era un niño. No tuvo maestro, en estas artes, fue autodidacta. Después de una década de trabajo técnico, se mueve ahora en los escenarios y continúa con esa carrera formativa que no quiere parar. Tras haber hecho incursiones en escenografía, teatro, artes plásticas, toca el turno de ampliar horizontes en esa ciencia oculta que maravilla a los profanos. Aurelio Cabrera dirige la escuela de Magia El Choco Sabio que lleva a todos los rincones de Huelva a través de la Universidad y de centros sociales y colabora como mago en celebraciones privadas, hoteles y ayuntamientos. Dice sin tapujos que sus espectáculos están llenos de "efectos absurdos, originales y cómicos" y no están sobrecargados de elementos. "No creo que la magia -afirma- esté en los artilugios o en las manos, sino en el corazón del quien la observa", sentimiento que tienen que despertar, a su juicio, todo aquel que se dedique a esta ciencia. Recuerda con especial cariño los trucos que ha hecho a niños enfermos de cáncer hospitalizados en un centro de Pamplona, a los que llegó a arrancar sonrisas, la aparición de la reina del Carnaval de Huelva en 1996 sobre las tablas del Gran Teatro o el espectáculo que ofreció al presidente del Gobierno navarro en una cena privada. Aurelio ha ganado el tercer premio de Magia General en el Congreso Internacional de Magia celebrado en 2005 en Pamplona y ha sido designado miembro de la junta directiva de la Asociación de Ilusionistas Onubenses (AIO).