Las Migas Solidarias de La Umbría celebraron su décima edición el pasado domingo con una presencia abrumadora de público como es habitual en esta cita tan esperada dentro del puente festivo de la Inmaculada. Muchos visitantes se acercaron hasta la aldea para probar las migas tan bien hechas y sabrosas por los vecinos de esta aldea.

Los hombres y mujeres umbrieños prepararon desde muy temprano sus recipientes y enseres en el centro social para elaborar las mejores migas del mundo con los productos típicos de la Sierra. Asimismo, prepararon los últimos detalles de cara a la venta del resto de productos, y muy especialmente, las migas y las más de 500 docenas de dulces hechas por sus propias manos los días previos.

En esta edición, como en todas las anteriores, la iniciativa sirve para apoyar a una buena causa y va a colaborar con AFA Sierra, la Asociación de Alzheimer y otras Demencias con sede en Aracena y con acción por toda la comarca serrana.

Los beneficios del año pasado fueron destinados a varios proyectos llevados en los suburbios de Lima (Perú), en concreto, varios proyectos acogidos por el cura párroco actual de Alosno, José Antonio Sosa, que entre 1993 y 1998 lo fue también de Cala, Arroyomolinos de León, Cañaveral de León y Aracena. Allí ha dejado buen legado de su obra y recuerdos entre los ciudadanos.

Desde el mediodía la gente iba llegando por las calles de la aldea para ser acogida por unos 300 vecinos. Lo más importante era pasar un día de convivencia en un entorno natural como la Sierra, conocer a mucha gente de otros lugares, y degustar uno de los platos más comunes en la comarca como son las migas. Y si a esto le sumamos su carácter solidario no había excusa posible para no comer un plato, cuyo precio era bastante simbólico.

Para hacer unas buenas migas es necesario el pan, las patatas cocidas, el ajo, la sal, el aceite y luego el arte al frente de la sartén. Este plato resulta aún más exquisito si se acompaña con sardinas o chorizos colorados o blancos. Los vecinos de La Umbría ofrecieron a los visitantes la oportunidad de degustar migas y esos productos típicos de la Costa y la Sierra onubenses.

La enorme concentración de personas en la pequeña aldea serrana ha supuesto un intenso tráfico de coches para acceder a ella y por sus calles, que la aldea ha tratado de subsanar habilitando unos amplios aparcamientos.

El deseo de todos aquellos que organizan las Migas Solidarias es la terminación de una nave junto a las pistas polideportivas por el Ayuntamiento con el fin de asegurarse siempre la celebración de esta iniciativa pese a las inclemencias de tiempo. Además, tendrían la oportunidad de atender a gran número de visitantes.

Una vez más, casi la totalidad de la aldea se vuelca en las Migas Solidarias de alguna u otra forma y trabajando siempre en equipo a favor de una buena causa.

Al final de la tarde, la aldea poco a poco iba cobrando la normalidad, y muchas de las personas allí presentes regresaban a sus destinos con el estomago gratamente lleno y la satisfacción de haber conocido un lugar bonito, pasar un buen día y realizar una importante labor solidaria.