Huelva

"Un hombre metió a Mari Luz en un coche mientras ella pataleaba"

  • En el vehículo, una pequeña furgoneta blanca, esperaban otras dos personas · Los presuntos secuestradores recorrieron a toda velocidad la Avenida de las Flores y giraron en dirección a La Orden

La pequeña Mari Luz Cortés salió de su casa el pasado domingo 13 de enero, a las 16.30 horas, con un euro en la mano para comprar chucherías en un quiosco cercano y desde entonces nada se ha podido saber de ella. Aunque su paradero continúa siendo un misterio sin resolver, la Policía cuenta con un testimonio muy importante para la investigación: un testigo presencial y de vital importancia para el caso asegura que vio cómo a la pequeña Mari Luz la introducían en una menuda furgoneta de color blanco y se la llevaban a toda velocidad.

Huelva Información se ha puesto en contacto con esta persona en exclusiva, un testimonio de un onubense que, al menos, arroja algo de luz sobre el camino que siguió la menor antes de que se le perdiera la pista.

La tarde en que desapareció Mari Luz era lluviosa y fría, pero no es cierto que no hubiera nadie en la calle por motivos climatológicos, como se ha venido diciendo hasta ahora. De hecho, "había mucha gente en el quiosco que está justo en la esquina de la calle Geranio con la Avenida de las Flores porque había varios coches echando carreras, haciendo rallies, como yo digo", comenta el testigo, que iba montado en un coche "muy despacito, porque no nos gusta correr por el barrio de El Torrejón para no meternos en problemas".

Al encarar la rotonda en la que confluyen las calles Geranio, Rosal de la Frontera y la Avenida de las Flores, le llamó la atención "una niña rubita que llevaba puesto un jersey rosa fucsia, unas botas marrones como de pelitos y algo oscuro en la parte de abajo, no recuerdo si era un pantalón o una falda ni si llevaba leotardos de color rosa, como se ha dicho hasta ahora". Además, "tenía el pelo rizado y recogido y sostenía en la mano un paquete de patatas o palomitas, marrón o burdeos, me pareció como de patatas al jamón". Eran las 16.35 horas, "más o menos", recuerda esta persona.

Asegura además que la vio justo en la esquina de la calle Geranio con la Avenida de las Flores, donde se sitúa la oficina técnica del Distrito V de la Delegación Provincial de Obras Públicas, y que la menor se encontraba "hablando con un hombre moreno, que parecía de etnia gitana, y que hablaba con la pequeña amigablemente agachado frente a ella ".

De pronto, el individuo se incorporó, dejando ver que era "un hombre alto y corpulento", asió a la niña "que creo que era Mari Luz casi con toda seguridad" por la cintura, la elevó del suelo y "se la echó a un costado".

Dice este onubense que "me llamó mucho la atención la forma en que la niña, con mucho redaño, arrojaba las golosinas al suelo y gritaba y pataleaba insistentemente, diciendo al hombre '¡No quiero ir! ¡No quiero ir!". Pero el hombre no atendió a su petición y caminó unos pasos por la Avenida de las Flores con la presunta Mari Luz en brazos. Unos metros más adelante, casi en la puerta del edificio rosa del centro cívico de El Torrejón, "vi una furgoneta en la que había dos individuos más: estoy seguro de que la persona que conducía era un hombre, pero no alcancé a distinguir a la persona que estaba sentada en el copiloto y no podría afirmar si era hombre o mujer".

Se trataba, según manifestó, de una furgoneta "pequeña, de esas que se usan para las obras, tipo Renault Kagoo o parecida y de color blanco". El individuo se dirigió hacia el vehículo con la niña en brazos, abrió la puerta corredera del lado derecho del coche y se introdujo en él con la pequeña en brazos. "Mari Luz se resistía, pataleaba y gritaba sin parar, por lo que no entiendo que nadie se percatara del suceso, allí había mucha gente; a no ser -dice- que se tratara de alguien conocido en el barrio o de algún familiar de la menor".

De hecho, el testigo pensó en un primer momento que se trataba del padre de la niña, "algo que descarté un día después, cuando me enteré de la noticia por los medios de comunicación y vi la foto de Juan José Cortés, el padre de Mari Luz; entonces lo entendí todo y supe que el que se la llevó no era su padre".

Emocionado por el relato de esta historia y con el corazón encogido, el testigo repetía una y otra vez que "si yo hubiera imaginado que la estaban raptando hubiera empezado a gritar para alertar a todo el mundo, pero creí que era una simple pataleta, de ésas que nos han ocurrido a todos cuando éramos chicos, y que la niña no quería irse a otro lugar".

Instantes más tarde, con las tres personas desconocidas y la niña en su interior, la furgoneta "pegó un acelerón enorme y corrió a toda velocidad por la Avenida de las Flores, en dirección a la rotonda del hospital Juan Ramón Jiménez". Cuando parecía que se dirigía hacia la autopista, "giró bruscamente en la rotonda y se dirigió hacia la barriada de La Orden", explicó con detalle.

De hecho, "como íbamos detrás de la furgoneta, aunque mucho más despacio, dije a mi pareja (que venía conmigo en el coche): Fíjate cómo va el tío, con una niña chiquitita dentro y todo; es para cogerle la matrícula y multarlo, vamos", recordó.

Con este testimonio, de vital importancia para el caso, la solución al misterioso enigma de la desaparición de Mari Luz Cortés podría estar más cerca.

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