-¿La huelga anunciada por los jueces es desmesurada, injustificada o, por contra, cree que tienen motivos?

-El problema de las huelgas es que son instrumentos y cuando se emplea un instrumento hay que calibrar las consecuencias de su utilización. Muchas veces, la presentación pública que se haga de un mismo hecho puede ser que tenga éxito o que sea objeto de rechazo social y aquí entramos en el inevitable tema de donde está el control de la presentación de la información ante el público, tema en el que por discreción no voy a entrar.

-Veo que tiene que morderse la lengua en más de una ocasión...

-No, uno no se muerde la lengua, uno habla o deja de hablar en función de cual es el papel desde el que está hablando.

-La misma consejera del ramo, Evangelina Naranjo, ha venido a decir que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) lo que ha querido es hacer borrón y cuenta nueva en el caso Tirado.

-Hay que tener en cuenta la consejera Naranjo no es una profesional del Derecho, y quizá no tenga una información suficiente sobre la materia de la que estaba hablando. Estoy seguro que si habláramos un poco con ella, en un ambiente menos crispado, quizá sus declaraciones hubieran sido distintas.

-Desde que aterrizó en Huelva hace dos años ha aparcado a veces la diplomacia con la que llegó a la Presidencia de la Audiencia.

-Primero, más que diplomacia es buena educación institucional. Segundo, porque quienes tenemos el tejado de cristal no debemos tirar piedras a los tejados ajenos y, tercero, porque no hay que confundir la buena educación institucional con el silencio cuando hay que decir las cosas. Ocurre que en ocasiones lo que se dice, gusta, y en otras, gusta menos. Reconozco que me sobran kilos, si alguien me lo dice, no debo enfadarme, lo que debo es adelgazar.