Cuando quedan días para que se cumplan dos meses de la transformación de la avenida de Hispanoamérica en zona de botellón, la asistencia de los jóvenes parece haberse consolidado con una media de unos 400 chavales cada fin de semana, si bien se han alcanzado picos de hasta 1.500 según recordaba ayer el concejal de Infraestructura.

El pasado fin de semana no ha sido una excepción a todo lo anteriormente dicho y va confirmando una tendencia que puede variar en el futuro como ocurre con todo lo que rodea a esta fenómeno: el viernes se ha convertido en el día fuerte de asistencia, en detrimento del sábado en el que las aceras y calzada aparecen bastante menos frecuentadas. Consultados los chavales en la noche del pasado sábado, había una incógnita que sólo el paso del tiempo resolverá: comprobar si el frío de la zona, en la que la humedad de la ría es más intensa, jugará en detrimento de la afluencia.

Sea como fuere, a las 22 horas, la Policía Local sigue encargándose de cerrar al tráfico en el tramo de la avenida de Hispanoamérica. Casi simultáneamente se cierra el parque de Zafra -para evitar su deterioro y que sirva de colchón entre los vecinos de la barriada- y se habilitan los aseos públicos. La zona será botellódromo hasta cerca de las 4 de la madrugada, momento éste en que tras las labores del servicio de Limpieza, el tráfico es restablecido. Ún coche de la Policía Local vigila el tramo acotado e interviene en caso de que surja algún percance, como pasó el último viernes con una pelea.

Como ya se ha comentado, el viernes ha pasado a ser el día fuerte de botellón. El sábado la asistencia baja por lo que se entiende, buscando alguna explicación al hecho, que una vez entrado el fin de semana muchos de los jóvenes se van a sus localidades de origen o se desplaza a las que tengan una segunda residencia. Según comentó Felipe Arias en este asunto "también tiene una gran importancia las modas que se imponen en los jóvenes, ya que hace unos años el día que se consideró idóneo para el botellón fue el jueves". En todo caso, para el concejal de Infraestructuras es difícil hablar de éxito cuando se trata de este fenómeno juvenil, ya que "no buscamos que los jóvenes se aficionen a beber, sino el objetivo era encontrar un sitio idóneo y que creemos que a día de hoy ésta es la única opción".

Aun así, el Ayuntamiento puede realizar un mapa y una evolución del fenómeno. Lo que sí parece que se ha acabado es con la aparición de botellones alternativos que surgen como conatos en otros puntos de la ciudad: "Cuando surgen algunos grupos espontáneos en algún lugar y ante la llamada de los vecinos, los agentes de la Policía Local se desplazan hasta allí para comunicarles que no les es permitido estar bebiendo en la intemperie". Otro de los aspectos que se han podido percibir es que se ha cortado la asistencia de jóvenes de otros puntos de la provincia, como cuando el botellón se realizaba en Pablo Rada. En todo caso, hay indicios como para pensar que el botellón es un fenómeno que va en retroceso.