Si la situación persiste, algunos transportistas autónomos venderán su flota de vehículos. Ese es el caso del vicepresidente de la Plataforma para la Defensa del Transporte en Huelva, Juan Antonio Ramírez, quien asegura estar hipotecado hasta las cejas, ya que el transporte no aporta beneficios. "Tengo mi piso hipotecado y el de padre y una pequeña parcela también. Ya no queda nada por hipotecar y tengo a mi cargo cinco conductores y un trabajador de mantenimiento", explica.

Ramírez afirma que si la situación no mejora venderá los cincos camiones que tiene y que esta circunstancia ya se lo ha comunicado a todos los trabajadores. "Sólo pedimos trabajar y ganar dinero como cualquier empresa pero es imposible", se lamenta y considera absurdo que el gobierno haya establecido subvenciones para la compra de vehículos.

Según el vicepresidente de la plataforma de los transportistas, el coste que soportan no es sólo el combustible, sino que cuando se trata de un transporte especial éste aumenta, además de las pérdidas que ocasiona tener un camión parado cuando ha llegado a su destino y no puede producirse la descarga de manera inmediata.

"El ministerio dice que cobremos esa paralización, pero no dice cuánto ni tampoco que sea de obligado cumplimiento, por lo que finalmente por tener el vehículo parado dejamos de ganar dinero porque finalmente no se cobra ni un euro", explica Ramírez.

Además, afirma que los cargadores prefieren otorgar el transporte a una gran empresa porque les ofrece más confianza y su precio es más reducido. Lacónico describe la situación de las empresas como la suya como "una ruina con ruedas" que se ha acrecentado en los últimos años. Y es que Ramírez ha pasado en poco tiempo de empezar a trabajar con un vehículo y comprar cuatro más a tener prácticamente que deshacerse de ellos. Al menos esa es su intención.

Al igual que él hay otros transportistas que ya están pensando en vender los vehículos porque se siente agobiados por las deudas y sin perspectivas de mejora. "A lo mejor es lo que quiere el ministerio, quitarnos a los pequeños porque le resulte más fácil gobernar unas cuantas empresas grandes y controlar sus movimientos y el de sus trabajadores", apunta el vicepresidente de la plataforma que asegura también que las grandes compañías contratan bastantes trabajadores extranjeros y "por salarios inferiores a los que yo ofrezco".

Por otro lado está la falta de liquidez que los pequeños transportistas tienen porque pagarés y cheques se extiende a noventa días y los bancos ya les están cortando las líneas de crédito.

Por todas estas cuestiones, Juan Antonio Ramírez no quiere hablar de tarifa, por ser un término que puede generar susceptibilidades, pero sí del establecimiento del precio del coste por kilómetro que todo transportista debería aplicar. Esa fue la principal petición del sector el pasado mes de junio y esa continúa siendo.