Huelva

Diez expertos integran el comité que estudiará el futuro de los fosfoyesos

  • José Borrego dirigirá el grupo Se hará un diagnóstico de la situación actual y se analizarán las alternativas de restauración Fertiberia seguirá tramitando su proyecto en paralelo

Diez personas conformarán el grupo de expertos encargados de determinar cuál es la mejor propuesta para recuperar las 1.200 hectáreas de marisma ocupadas por fosfoyesos y otros residuos industriales en las marismas del Tinto. Procedentes de distintas universidades y organismos, aunque con protagonismo de la Onubense, los especialistas designados por la Mesa de los Fosfoyesos empezarán a trabajar en breve para tener un dictamen diferente (o complementario o contrario) al único proyecto existente hasta la fecha, el presentado por Fertiberia para restaurar las 750 hectáreas de balsas que aún son de su titularidad. Un estudio que, según la empresa, sólo tendrá repercusión como posible alegación durante la tramitación ambiental del proyecto ya elaborado por Fertiberia, que la compañía seguirá gestionando ante el Ministerio de Medio Ambiente independientemente de lo que determinen los expertos.

Con la espada de Damocles del tiempo marcado por la tramitación administrativa del plan de Fertiberia, que el Ministerio tiene que aprobar o rechazar en los próximos meses, empieza pues a caminar una comisión dirigida por el catedrático del área de Estratigrafía de la Universidad de Huelva José Borrego. ¿Cuáles serán las líneas de trabajo del grupo? El primer paso será su constitución formal, para después ponerlo en marcha con el desarrollo de un diagnóstico de la situación actual desde un punto de vista pluridisciplinar, "analizar lo que significa el almacenamiento de esos residuos en las marismas del Tinto", explica Borrego. Posteriormente se valorará el proyecto presentado por la empresa ("que aún no tenemos") y se estudiarán otras posibles soluciones. Siguiendo lo aprobado ayer en la mesa de los fosfoyesos (a recordatorio de IU) entre esas posibilidades habría que incluir el estudio de una posible retirada de los residuos.

Para ello se tendrán en cuenta los numerosos trabajos previos existentes, puesto que, como recuerda el director del grupo, "las balsas han sido un foco de atención científica desde hace casi 30 años". A partir de ahí se pedirán estudios complementarios en los casos que sea necesario. Y posteriormente habrá que compilar toda la información en un dictamen para el que no sólo se contará con los diez expertos de diferentes disciplinas de la comisión, sino con el asesoramiento externo de Xavier Querol, coordinador del Área de Recursos Naturales del Centro Superior de Investigaciones Científicas, y Joaquín Rodríguez, catedrático del área de Geomorfología de la UHU. También se espera contar con los departamentos de los miembros del comité y sus contactos como apoyo a los trabajos.

Se trata de un trabajo largo, advierte el investigador ante la cuestión vital de los tiempos que marcará la tramitación del proyecto de Fertiberia. "En menos de un año es prácticamente imposible", señala, "sólo para revisar documentación necesitamos mucho tiempo. Y además todos los que formamos el grupo tenemos nuestros compromisos profesionales; lo abordamos con la mayor ilusión del mundo pero no podemos dedicarnos sólo a esto".

El plan de trabajos tendrá que pasar por la mesa de los fosfoyesos en una próxima reunión. Los expertos tendrán que enfrentarse a la presión de los componentes de este órgano, que ayer alertaban una vez más de la necesidad de tener un dictamen de forma rápida. Fertiberia reiteraba en la mesa su postura: seguirá la tramitación administrativa de su proyecto independientemente del dictamen de los expertos. El director de Fertiberia, Roberto Ibáñez, fue tajante al respecto: si se quiere modificar el plan, reiteró, habrá que acudir al periodo de información pública establecido en la tramitación ambiental del proyecto, que permiten presentar alegaciones a cualquier interesado. "Hay que seguir las reglas del juego", afirmaba Roberto Ibáñez.

Esta afirmación provocó que en la Mesa de ayer hubiera voces como las de la Mesa de la Ría o Ecologistas en Acción que se preguntasen de qué servía la creación del grupo de expertos, frente a otras como las de IU o el propio alcalde, Gabriel Cruz, que defendían la validez de la comisión y de la propia Mesa de los Fosfoyesos. "Estamos aquí para recuperar las 1.200 hectáreas", alegaba Cruz, "la ciudad tiene que resolver su futuro". Fertiberia mientras tanto tramitará su proyecto para las 750 hectáreas en cumplimiento de la sentencia de la Audiencia Nacional que le obliga a ello, puntualizó Cruz, y cuando los expertos tengan sus propuestas "veremos que posibilidades de incardinación hay de estas en el marco de la ejecución de la sentencia".

Superada, no sin debate, la cuestión de la validez del comité de expertos, el tema de la reunión en cuestión, la composición de la comisión en cuestión, no suscitaba grandes desacuerdos. La propuesta de la Universidad integraba sugerencias formuladas por IU y el Colegio de Arquitectos, quedando fuera los especialistas propuestos por la Mesa de la Ría y los ecologistas de WWF. Aunque sí hubo un nombre puesto sobre la mesa por varios de los componentes del órgano de participación: el del investigador principal de la Unidad de Contaminación Atmosférica CSIC-UHU Jesús de la Rosa. Se trata de uno de los principales científicos de la Onubense por sus trabajos con los fosfoyesos pero, según señaló el rector, ha declinado estar en el grupo de expertos por su implicación en la actualidad en un proyecto con financiación ministerial. Tampoco estará presente, aunque se le ha ofrecido, el catedrático Juan Pedro Bolívar, quien también ha realizado numerosos estudios sobre los fosfoyesos.

Otra pega llegó de algunos componentes de la mesa: un estudio previo del director del comité de expertos sobre la posibilidad de confinar los fosfoyesos a varios cientos de metros de profundidad. El alcalde contestaba a la duda apuntando que se estaba creando un comité "independiente de la solución que pueda proponer una persona concreta". Borrego explicaba ayer a Huelva Información que la propuesta no era confinar los fosfoyesos depositados en la marisma. "Se apuntó a la posibilidad de inyección profunda para que la actividad industrial de Fertiberia no se paralizara", expone Borrego, basándose para ello en un estudio del Instituto Geológico y Minero sobre la posibilidad de usar esta técnica para almacenar residuos en capas geológicas a más de 700 metros de profundidad en la provincia de Huelva. "En estos momentos estamos hablando de otra cuestión", apuntó.

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