Aunque previsible desde hacía días, la convocatoria de los comicios ha cogido al conjunto de partidos -excepción hecha del PSOE- con el paso cambiado al trastocar sus calendarios para la confección de las candidaturas y la preparación de los programas electorales. En Huelva, el panorama se reparte entre relevos y continuidad.

Los socialistas presentarán, previsiblemente, como cabeza de cartel por Huelva a Mario Jiménez, portavoz en el Parlamento y uno de los tres interlocutores elegidos por Susana Díaz para representar al PSOE en el comité de enlace con IU. La composición de la lista saldrá de la propuesta que haga la Ejecutiva Provincial a las asambleas y, en función de lo que estas voten, se terminará de rematar. En el partido se prevén a estas alturas pocos cambios respecto a los nombres que figuraron hace tres años en los puestos de salida. Tras Jiménez tienen muchas posibilidades de repetir Antonia Moro y José Juan Díaz Trillo, aunque a este último se le sitúa en lista de espera ante un posible relevo al frente de la Autoridad Portuaria de Huelva. Tampoco se descarta que la Cámara andaluza sea el destino de María del Mar Alfaro, cuyo nombre baila entre esta posibilidad y un puesto destacado en la candidatura de las municipales junto a Gabriel Cruz.

El adelanto coge al PP con la maquinaria electoral en marcha puesto que ésta ya estaba activa con vistas a las municipales del 24 de mayo, pero eso no quita que se abra el debate en torno a la confección de la lista. Varios candidatos a alcaldías en la provincia tienen escaño en el Parlamento andaluz y, previsiblemente, no podrán repetir por razones de estética política ante sus vecinos, aunque técnicamente sea posible. Es el caso de María Sacramento, cabeza de cartel de los populares en Punta Umbría, y de Alberto Fernández, en Ayamonte. La normativa andaluza de incompatibilidades impide a los diputados autonómicos simultanear dicha función con la de alcalde. Entre los damnificados, resuelto el recurso de inconstitucionalidad que presentó el Gobierno, estuvieron el alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, y la alcaldesa de Valverde, Loles López.

En el caso de Sacramento y de Fernández no se da dicha incompatibilidad puesto que no son alcaldes, pero su inclusión en la candidatura al Parlamento se interpretaría como que su interés no está en sus pueblos, sino en buscar un colchón bien remunerado como la Cámara andaluza ante una previsible derrota en las municipales.

Valderas, sí o no. Los estatutos de IU -siempre interpretables en función de la ocasión y de los protagonistas cuando se trata de hablar de limitaciones temporales al frente de puestos de responsabilidad- permitirían que Diego Valderas volviera a presentarse como cabeza de cartel por la provincia. A sus 60 años viene haciéndolo desde 1986. Gracias a ello y tras tres años como número dos del Gobierno de Susana Díaz, su grado de popularidad es el más elevado de todos los dirigentes de IU, incluido el cabeza de cartel, Antonio Maíllo. En las dos últimas elecciones logró el escaño peleando hasta el último voto. Buscar un relevo a estas alturas puede ser un revulsivo para IU en Huelva o un problema añadido. "Yo estaré a lo que diga mi coordinador regional", confiesa en privado.

Cuando ni tan quisiera está definida la fórmula bajo la que podrían concurrir sus candidatos a las elecciones municipales de mayo -en la capital de la provincia se está a la espera de una negociación con la Mesa de la Ría-, Podemos se encuentra de repente con la papeleta de preparar en el plazo de dos meses un programa electoral para la provincia y de elaborar una lista de candidatos. La cosa se complica teniendo en cuenta que su recién elegida secretaria provincial, Pepa Garrido, está aún convaleciente del infarto sufrido el pasado día 15, momentos antes de la primera asamblea que el partido iba a celebrar tras su elección. Y aún así y sin candidato conocido, el partido de Pablo Iglesias tiene a día de hoy muchas posibilidades de lograr representación.

Las elecciones andaluzas darán una medida del grado de apoyo que concitan Ciudadanos y UPyD, pero sin esperanzas de lograr diputados.