En la mañana de ayer falleció cristianamente en Sevilla, el que fuera alcalde de Huelva, Diego Sayago Ramírez, natural de Beas y persona llena de rectitud, amistad hacia todos, profunda religiosidad y que dejó una impronta recordada de todos al paso como rector de nuestra ciudad.

Hoy, una gran barriada de Huelva lleva su nombre y su recuerdo será perenne para todos los onubenses.

Hace pocos meses se trasladó a Sevilla, donde luchó con todo sacrificio y valentía contra su rápida enfermedad. Hace un mes, aproximadamente, la Real Sociedad Colombina Onubense, de la que había sido directivo muchos años, le rindió en Huelva un homenaje de afecto y agradecimiento, al que acudieron numerosísimos amigos que le demostraron ese sentido de amistad que él siempre con su carácter afable y educado nos dio a todos.

Casado con Pilar Carvajal Márquez, compartió con ella toda su vida profesional sobre todo en la Cuenca Minera, en Riotinto, donde ejerció su profesión de ingeniero de manera brillante.

Diego Sayago era persona muy querida en Huelva, donde al margen de sus obligaciones ejerció una gran actividad de caridad en el Banco de Alimentos y en otras piadosas obras en compañía de su esposa.

El sepelio será en la mañana de hoy, en Sevilla, a las 12:30 en el tanatorio situado en la S-30, donde se oficiará una Eucaristía por el eterno descanso de su alma, siendo en este lugar donde se despedirá el duelo y donde recibirá el testimonio de amistad y cariño de tantos amigos.

Siempre recordaremos su cariño a Huelva desde su infancia, donde cursó sus estudios en el Colegio de San Casiano, entroncándose desde entonces con la sociedad onubense y sobre todo con la serrana de nuestra provincia.

Su paso por la Alcaldía de Huelva deja una huella de trabajo y entrega en favor de la ciudad, que hoy recordamos con admiración.

Quienes fuimos sus amigos y colaboradores testigos de su caballerosidad, afecto y sentido de fe cristiana hoy lloramos su ausencia y nos unimos al dolor de su esposa Pilar, de sus familiares, a la vez que pedimos al Altísimo, por el eterno descanso de su alma. Dios le tenga en su gloria. Nosotros siempre le llevaremos en nuestro corazón. Diego, hasta siempre.