La cifra de menores infractores se dispara en un 733% en sólo un año

La FOAD alerta del fuerte incremento y denuncia que las asociaciones de ayuda al drogodependiente están "en riesgo" por falta de apoyo económico público

Florentino Ávila y Soledad Castizo, del movimiento asociativo, ofrecen los datos de drogadicción.
Florentino Ávila y Soledad Castizo, del movimiento asociativo, ofrecen los datos de drogadicción.
M. R. Font/S. H./ Huelva

27 de junio 2008 - 01:00

La Federación Onubense de Asociaciones de Drogodependencia (FOAD), que aglutina a quince organizaciones en toda la provincia, ha lanzado la voz de alarma ante el inquietante incremento de menores infractores. En sólo doce meses, del periodo de 2005 a 2006, las estadísticas judiciales indican un aumento del 733 por ciento de menores que han sido juzgados y condenados en el territorio onubense, con un total de 250 casos en 2006 frente a los 30 asuntos que se registraron en el ejercicio anterior.

Según estas estadísticas, analizadas ayer por el presidente de la FOAD, Florentino Ávila, Huelva se sitúa en último lugar en el conjunto de las provincias andaluzas en cifras globales, pero señalan un salto enorme que no se produce, ni de lejos, en ningún otro punto de la comunidad (la segunda provincia en la que se produce mayor aumento es Jaén con un incremento del 101 por ciento). La media de menores condenados en Andalucía se situó en el 46,69 por ciento.

"La situación en Huelva es alarmante", subraya Ávila, un panorama que asocia directamente con la drogadicción: los menores venden a pequeña escala ('trapichean') para poder consumir y cometen robos o hurtos para sacar dinero para abastecerse.

En términos generales, según la Federación, las medidas más comunes que en el periodo de referencia se impusieron a los infractores fueron la prestación de servicios en beneficio de la comunidad (un 33,5 por ciento), seguida por la libertad vigilada (un 27,5 por ciento), y en internamiento en régimen cerrado, semiabierto o abierto (un 16,26 por ciento), cifras que pendientes de provincializar se refieren al territorio andaluz.

En este capítulo, surgen también problemas ya que, según el presidente del colectivo, los recursos para hacer un seguimiento de los chicos son escasos y se opta por el internamiento en régimen cerrado. Ejemplo de "la escasa inversión" en recursos humanos para hacer seguimientos a menores infractores, lo conforma el porcentaje ("elevado" según la Federación) de internamientos en relación con la tipología delictiva, medida que se decidió en el 13,6 por ciento de los delitos de lesiones, en el 15 por ciento de los delitos de hurto, en el 26,55 de los casos de robo, en el 13,46 por ciento del robo y hurto con uso de vehículos y en el 17,45 por ciento de los delitos contra la salud pública.

Otro bloque de cifras indicativo del fenómeno que dibujan las estadísticas es el relativo a las admisiones a tratamiento de jóvenes a lo largo de 2007. Huelva, con 22 chicos admitidos a tratamiento ocupa el penúltimo lugar de Andalucía, seguido únicamente por Almería, con 18 jóvenes, y supone el 4,7 por ciento de los tratamientos del conjunto de la comunidad.

En cuanto a las sustancias que motivaron estos tratamientos, según datos de Andalucía, el consumo de cannabis ocupa el primer puesto (71,2 por ciento), seguido del de cocaína (13,3 por ciento), del tabaco (7,2 por ciento) y del alcohol (2,8 por ciento). Los dos últimos, tabaco y alcohol, son los más consumido en la franja de edad de los 14 a los 18 años.

Mientras los datos y conflictos relacionados con el consumo de drogas se disparan, el movimiento asociativo de ayuda a la drogodependencia parece hundirse ante la mirada de las administraciones. Ávila denunció que el colectivo "está abandonado y desasistido" y concretó que las subvenciones tanto de la Junta de Andalucía como de la Diputación, mayoritariamente, no llegan, y las más de las veces tienen que recurrir a la iniciativa privada para internar mantenerse a flote.

Las asociaciones de drogodependencias "tienen un riesgo elevado" por esta situación y está viendo como el personal, que muchas veces trabaja de forma voluntaria en estos colectivos, recorta su dedicación o "dicen hasta aquí llegué".

La FOAD apuesta por un modelo de prevención diferente, sustentado en redes de apoyo en todos los ámbitos y alternativas de ocio para los chicos.

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