Los hermanos Carmelo y Sensi Macías Pérez tienen el corazón en un puño, lo que les ha llevado -por primera vez- a mostrar su rostro en un medio de comunicación. Los nueve magistrados de la Audiencia de Huelva tendrán el lunes sobre la mesa el recurso de su caso -en el que denuncian la sustracción de la hermana gemela de Sensi nada más nacer-, archivado primero por el Juzgado de Instrucción 5 de Huelva y después por la Sección Segunda del tribunal provincial.

Del cónclave extraordinario del lunes, en el que los nueve magistrados de las tres secciones de la Audiencia debatirán sobre el procedimiento y determinarán la unificación de criterios sobre los asuntos relacionados con los presuntos robos de neonatos, los hermanos Macías esperan "que nuestro caso se reabra y que la decisión favorezca a las decenas de afectados" del territorio onubense.

En nombre de su familia, lamentan que el titular del Instrucción 5 no haya instruido el procedimiento, lo que ha evitado que recalen en sede judicial testigos e imputados. Tanto el juez como los magistrados de la Sección Segunda precisaron que "no existe base para imputar una detención ilegal" y confirmaron en sendos autos la prescripción de un posible delito contra el estado civil de las personas.

Desde el punto de vista jurídico, se antoja complicado que la Audiencia ordene la reapertura del caso. No obstante, Sensi Macías remarcó que "hay pruebas más que suficientes" para que no se le dé el carpetazo definitivo, a lo que agrega que, "si al menos favorece a los demás afectados, bienvenida será la decisión de los jueces".

Los indicios de que, cuanto menos, algo "extraño" hubo en el presunto fallecimiento de la gemela de Sensi son evidentes. Este caso es de los más singulares de los que se tiene constancia en Huelva porque la familia afectada cree haber encontrado a aquel bebé desaparecido, una circunstancia única en España.

La madre de los hermanos Macías Pérez estaba embarazada de siete meses cuando se puso de parto. Pretendía dar a luz en casa pese a que le pertenecía la clínica San Vicente, pero una matrona acabó convenciéndola para que lo hiciera en un sanatorio privado ubicado en la calle Rascón de la capital hace ya 41 años. La mujer no sabía que estaba embarazada de gemelas y la obstetricista le dijo que "iba a tener un fenómeno, un feto mal formado que vendría muerto y que le iban a tener que hacer la cesárea", argumento con el que la persuadió para que acudiera a la clínica.

El 8 de febrero de 1971, a las 12:00, entró en paritorio. La atendió un reputado ginecólogo que más adelante ejerció en otro sanatorio privado que él mismo instaló en el Paseo de Independencia. La durmieron. Despertó con los dolores del alumbramiento y avisó a la matrona de que su hija iba a nacer, a lo que ésta respondió que "era imposible porque ya había tenido una niña muerta". Sensi Macías vino al mundo viva. Pesó 1,7 kilos y los médicos no contaban con ella. A su madre le comunicaron que la otra cría había pesado 3,2 kilos, "algo casi imposible para un recién nacido sietemesino". Pudo ver a un niño muerto, aunque sospechan que pudieron mostrarle un cadáver congelado, con peso estándar.

A los padres de los Macías les hicieron abonar el parto privado y no les permitieron enterrar a su bebé. "Les dijeron que iban a meterlo en el ataúd de una mujer joven que había fallecido este día", práctica que los sepultureros del cementerio de La Soledad han desmentido. Para colmo, "la matrona llegó a cobrarle a nuestro padre 2.500 pesetas por hacerse cargo del entierro". Años después han descubierto que en el camposanto onubense está registrado un feto hembra a nombre de su madre, que yace supuestamente en la fosa común, "que era gratuita", subraya Carmelo.

En el legajo de aborto se fijaba como causa del fallecimiento una "insuficiencia placentaria". De ser así, también Sensi hubiera muerto. Otra anomalía es que "el mismo día y a la misma hora mi madre estaba teniendo un parto en la calle Rascón y el aborto en su domicilio particular", en el humilladero de La Cinta. Además, el forense certificó que se trataba de "un niño varón de nueve meses de gestación". Ni rastro de la niña sietemesina.

Cuando Sensi alcanzó la adolescencia, en el instituto, detectó que había gente que la confundía con otra persona, otra chica del centro de la que terminó haciéndose amiga. "Nos confundían a las dos y ella llegó a preguntar a su madre si era adoptada, a lo que le respondió que sólo ella sabía lo que le habían dolido los dolores de parto", zanjando así el curioso interés de la muchacha. Los Macías piensan que ella puede ser la mujer a la que están buscando: "Nacieron las dos el mismo año, y la otra está registrada sólo unas semanas antes y es hija única; se parecen muchísimo", concretó Carmelo.

Ambas han mantenido el contacto durante más de 25 años, contándose las anécdotas de las mil y una confusiones que provocaban entre amigos y conocidos. Los Macías se decidieron a dar el paso y denunciar el año pasado. Solicitaron a la otra mujer que se sometiera a las pruebas de ADN. "Al principio dijo que accedería si sus padres estaban de acuerdo, pero al final se ha negado en rotundo y dice que no lo hará si no se lo ordena un juez". Esto, unido a la decisión del Instrucción 5 y de la Sección Segunda de la Audiencia de cerrar el asunto, ha acabado con una oportunidad de oro para conocer la verdad. "Sólo queremos descartar que sea ella, porque, si lo fuera, nos parecería una broma macabra del destino, aunque es cierto que puede que la dejaran en Huelva teniendo en cuenta que mi hermana Sensi estuvo apunto de morir tras nacer".

Ahora apelan a la sensibilidad de la Audiencia Provincial para que los magistrados "ablanden sus corazones y nos escuchen a las víctimas, que llevamos toda la vida sufriendo por nuestros niños; lo único que queremos es encontrarlos, saber que están bien y dejar de buscarlos". Sería el cese de una agonía cuya llave está ahora en manos de la judicatura, que decidirá el lunes sobre este asunto.