Huelva

La epidemia se extiende por parcelas privadas y públicas

  • Los afectados no disponen de recursos para talar y quemar los árboles dañados por el insecto

Federico Montero Flores tiene nueve pinos de más de 70 años en su parcela de Mazagón. Desde noviembre del pasado año y hasta finales de este verano, el barrenillo ya ha terminado con la vida de tres de sus pinos. Tras un año de constante lucha, aún sigue con el mismo problema que cuando comenzó la plaga en sus terrenos. De hecho, ahora se ha agravado ya que el insecto se ha hecho más fuerte y no sabe cómo pararlo.

"Es una plaga grande y mala. Empieza atacando a los pinos enfermos pero después, cuando se hace fuerte, continúa con todo", aseguró el afectado. Federico Montero explicó a este diario que desde que se le muriera su primer pino no ha parado de luchar contra la plaga, pero todos sus esfuerzos han sido en vano. Tanto la Delegación de Medio Ambiente como los Ayuntamientos de Moguer y Palos de la Frontera -aseguró- no han hecho nada al respecto, aunque le garantizaron que mandarían a técnicos y seguirían el asunto. Sin embargo, este vecino de Mazagón ha tenido que afrontar el problema con sus propios medios porque no recibió ni un mínimo asesoramiento por parte de la Delegación de Medio Ambiente.

El mayor problema con el que se encuentra Montero es que no dispone de los recursos necesarios para proceder a la corta y quema de los ejemplares afectados y ninguna de las administraciones públicas le dan ninguna solución para su problema ya que se trata de monte privado. "Si tuviera una grúa, los instrumentos necesarios, ya lo habría hecho", aseguró. Y es que ya lo ha probado todo. "Le di unos tratamientos: productos, regar, fumigar… pero no conseguí nada".

El tomicus destruens llegó a la península por la región de Murcia, que ya ha notado con creces sus devastadores efectos con la pérdida de más de 850.000 pinos. Y es que la actividad destructiva de este escarabajo se percibe a simple vista desde el tercer mes. El árbol muere sin remedio a los seis meses. "El último mes es terrorífico porque puedes ver como el pino se va apagando", explicó Federico Montero a Huelva Información.

"Ya hay grandes daños en distintas partes de Mazagón: en Ciparsa, en el Alcor… pero también en Matalascañas. Deben actuar en consecuencia porque si nos encontramos sin pinos también nos encontraremos sin playa y todo esto en el marco de Doñana", concluyó el afectado.

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