"Dios creó el enduro e inmediatamente después, a Valverde del Camino". Estas palabras no vienen de cualquiera. Nada menos que de Jordi Mas, uno de los máximos especialistas en motos de campo en España y director técnico de esta prueba nacional. Sus elogios son, quizá, los más apasionados hacia un terreno ante el que se rinden los aficionados, los técnicos y los pilotos. Porque la Catedral engancha para siempre.

"La primera vez que vine -recordaba Iván Cervantes- recorrí a pie, completamente solo, la trialera de Las Tres Encinas. Me impresionó, pero no tanto como al pasar con la moto, con tantísima gente alrededor, animando, pendiente de cada piloto".

La mítica subida valverdeña, la cuarta especial de la prueba mundialista, es una de las preferidas de los pilotos, que no dudan en señalar la máxima dificultad que les plantea a cada piloto: "Es la más espectacular y la más complicada para nosotros", apuntó Cristóbal Guerrero, máximo favorito entre los andaluces, que expresó ayer su deseo de buscar una victoria para brindarle a la afición valverdeña.

Los halagos a la localidad valverdeña abundaron ayer durante la presentación de la prueba, en la que Jordi Mas explicó que aceptó la propuesta de dirigir la carrera "porque hay dos cosas que hacen diferente a Valverde".

Mas explicó su teoría sobre la divina creación del privilegiado terreno valverdeño, "que por mucho que venga, no deja de sorprenderme". Pero también elogió a la afición local y el poder de convocatoria y organización del Moto Club Valverdeño.

"Hay algo que lo distingue de otros: su exageradamente numeroso grupo humano. Estos días, cuando los socios se acercaban a las oficinas a recoger el material para voluntarios parecía que había una manifestación a las puertas. Es increíble la capacidad de trabajo que tienen todos, el compromiso y las ganas con las que lo hacen. Es otra de las cosas que distinguen a las pruebas que se organizan en Valverde", aseguró Mas.