Hay días en los que parece estar escrito un guión cuyo desarrollo se torna inmutable. Esa jornada aciaga en la que todo sale al revés, en la que el daño de los errores propios se acentúa y las escasas virtudes ajenas se magnifican. A veces, incluso, ni siquiera se requiere errar. Da igual lo que hayas dibujado tácticamente en la pizarra, porque cuando aparece el infortunio todo lo demás está de más. Estaba predestinado. Eso le sucedió ayer al Recre, al que ni siquiera le bastó adelantarse frente a unos de los equipos más incómodos de la categoría. Acabó hincando la rodilla pero, no porque el rival pusiese sobre el césped más argumentos de peso para hacerse acreedor al triunfo, sino preso de la desesperación de un partido en el que nunca fue superior a un Eibar que ni siquiera necesitó pisar el área albiazul para llevarse un triunfo que no mereció. Porque, si difícil es de digerir un espectacular gol de falta sin posibilidad de respuesta en su segundo acercamiento a la meta de Cabrero, mucho más complicado es encajar que en la jugada siguiente te den la vuelta al marcador con un gol de rebote. La puntilla ya la recibes casi sin oponer resistencia cuando ante un rival encerrado atrás te labras un penalti para arañar otro punto con sabor a victoria y lo marras, hurgando en una herida que escuece mucho más cuando después de muchas jornadas se te escurre inmerecidamente entre los dedos el liderato.

Defensa

El equipo acumula ya muchas jornadas en las que ha ofrecido evidentes síntomas de debilidad defensiva, aunque no sucedió así ayer ante un rival que rentabilizó a la perfección sus escasos acercamientos a la portería de Cabrero. El Decano no permitió que el Eibar inquietar en la primera hora de partido salvo en un inocente remate de cabeza de Urko Vera, aunque no pudo repeler la fortuna con que se encontró el conjunto armero cuando la necesitó. Así sucedió en el gol de falta que anotó magistralmente Raúl Navas y el rechace involuntario de Ruymán a disparo de Morales que acabaría convirtiéndose en el 1-12. Sólo con el marcador a favor y con muchos espacios, el Eibar sí creó peligro a la contra.

Ataque

El Recre nunca estuvo cómodo en el césped frente a un rival muy ordenado. Avisó con Linares y sacó petróleo con Montoro en su primera clara ocasión, pero luego desaprovechó hasta tres claras oportunidades de Linares, que erró un penalti, Joselu y Álvaro Antón para llevarse al menos un punto.

Virtudes

Pese al mazazo de l 1-2, el Decano no se dio nunca por vencido y se volcó, aunque sin tino, sobre la puerta de Irureta, cuyas intervenciones fueron decisivas.

Talón de aquiles

Aunque ante el Eibar pesó más el acierto del rival que los errores propios, el Decano acumula ya varias jornadas en las que su incapacidad para dejar la portería a cero y sus mayores dificultades para perforar el marco rival se han aliado inevitablemente para sumirlo en un bache de resultados del que necesita salir cuanto antes y fortalecerse mentalmente para afrontar un nuevo escenario en la lucha por el ascenso.