La Policía Nacional ha detenido esta semana a 55 personas por confeccionar y distribuir productos falsificados en un taller clandestino de Ubrique, una localidad muy vinculada a la marroquinería y en la que trabajan grandes marcas internacionales. En la operación se han intervenido 4.865 productos de marroquinería, 9.800 prendas, 544 relojes y 138 cinturones, todos ellos falsos. Es el último ejemplo de una lucha sin cuartel que parecen librar en solitario los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en medio de una total y absoluta permisividad ciudadana, según lamentan sus responsables.

España es, tras Italia, el segundo país con mayores pérdidas por productos falsificados y de pérdida de empleo, según la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), que no por casualidad tiene sede en la localidad española de Alicante.

Los nueve sectores más afectados son cosmética y cuidado personal; textil, calzado y accesorios; artículos de deporte; juguetes; joyería y relojes; bolsos; industria discográfica; bebidas alcohólicas y vino, e industria farmacéutica. En España se estima una pérdida anual de más de 8.800 millones de euros en los sectores indicados, lo que equivale al 11,6% de sus ventas. La pérdida de puestos de trabajo se estima en 98.500. España es el segundo país por las pérdidas totales de ventas y de empleo y el tercero por las pérdidas relativas de empleo en esos sectores.

Andalucía ostenta, junto a la Comunidad de Madrid y Cataluña, el triste honor de ser la comunidad donde se vende un mayor número de falsificaciones, procedentes en su mayor parte de países del Magreb y de China.

La Guardia Civil, la Policía Nacional y las policías locales detuvieron el pasado año en Andalucía a casi 600 personas relacionadas con este fraude, que cuenta con demasiada tolerancia ciudadana. No hay más ver el éxito de manteros y mercadillos ambulantes ilegales repartidos por toda la geografía andaluza.

La Navidad se convierte en el punto álgido de compras de productos falsificados por parte de los andaluces, a pesar de la fuerte repercusión en los comercios y el empleo que produce. Tenemos que hacérnoslo mirar.

El Gobierno estudia enviar el próximo año a los Reyes de España a Cuba. Se trataría de la primera visita de Estado del Monarca español a la isla, sin contar la reciente representación por parte del Rey emérito, Juan Carlos I, en el funeral de Fidel Castro. Se trata de aprovechar el previsto proceso aperturista cubano para que España mantenga su primer puesto inversor, con un 45% del total de las inversiones extranjeras, por delante de Canadá. Unas 270 empresas españolas están implantadas en el país, la mayoría pymes, que exportan de media en torno a un millón de dólares anuales. Las exportaciones españolas en la isla alcanzaron el año pasado un máximo histórico de 964 millones. Sin embargo, la presencia andaluza es mínima. Las exportaciones andaluzas a Cuba alcanzaron en 2015 los 33 millones de euros, aunque supuso un 37% más que en 2014. Aún queda mucho por hacer allí.

La apertura del Museo de Málaga esta semana ha reabierto la sana envidia de otras provincias donde la inversión en Cultura está muy lejos de los presupuestos invertidos por Gobierno, Junta y Ayuntamiento en la capital costasoleña. En Sevilla no han tardado en subrayar que el Museo de Málaga contará con un presupuesto de 2,5 millones, cifra que triplica la del Museo Bellas Artes de Sevilla, pendiente de ampliación desde hace años. Ya hay quien se está moviendo en la capital para pedirle al alcalde Juan Espadas que retome la idea de Alfonso Gómez Rodríguez de Celis de reclamar la antigua fábrica de Tabacos, actual sede del Rectorado de la Universidad de Sevilla, para crear un gran Museo, el Louvre sevillano situado en plena milla de oro turística. La idea parece tan lejana como fue en su día pedir en Málaga el Palacio de la Aduana para este museo...