Ciencia

Los enormes elefantes que se criaban en Doñana hace 120.000 años

Huellas encontradas en Matalascañas con forma elíptica atribuidas a ejemplares neonatos de elefantes de colmillos rectos.

Huellas encontradas en Matalascañas con forma elíptica atribuidas a ejemplares neonatos de elefantes de colmillos rectos. / Efe/Paula Gómez/Universidad de Huelva

El estudio de las huellas fosilizadas halladas el pasado año en la playa de Matalascañas, en el entorno de Doñana, han revelado que durante el Pleistoceno Superior el lugar fue usado por elefantes como una guardería para sus crías recién nacidas o infantiles.

Todo esto sucedió hace más de 120.000 de años, según un estudio firmado por expertos españoles y portugueses publicado ayer por Scientific Reports sobre aquellas huellas, que pertenecerían a elefantes de colmillos rectos (Palaeoloxodon antiquus).

El coordinador de la investigación es el catedrático de Geomorfología Joaquín Rodríguez Vidal, del departamento de Ciencia de la Tierra de la Universidad de Huelva, experto en geología del Cuaternario desde hace más de 40 años y codirector del proyecto de Cuevas de Gibraltar, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Vidal ha indicado a Efe que el equipo analizó 34 conjuntos de huellas que se encontraban sobre un nivel estratigráfico enrojecido, representativo de una paleolaguna somera entre dunas. Estas huellas formaban parte del afloramiento de pisadas fósiles descubierto de forma casual por personal de administración del Parque Nacional de Doñana en julio de 2020.

Basándose en la forma elíptica y redondeada de las impresiones y otros criterios morfológicos acompañantes, los autores atribuyen las huellas a los elefantes de colmillos rectos, que están estrechamente relacionados con los actuales elefantes de selva africanos.

Asimismo, apunta el catedrático, para determinar la edad biológica de cada uno de los elefantes, calcularon la altura del hombro y la masa corporal, en función de la longitud de la huella.

El equipo identificó huellas de 14 elefantes cuya edad se estima entre recién nacidos y dos años, con una masa corporal de entre 70 y 200 kilos. Además de pisadas de ocho ejemplares juveniles (de 2 a 7 años) y seis adolescentes (de 8 a 15 años).

Una comunidad con alimento asegurado

“La alta frecuencia de elefantes jóvenes puede indicar que el área, que una vez estuvo ocupada por una amplia laguna interdunar, era un sitio reproductivo para las manadas de elefantes, con la abundante vegetación circundante proporcionando una fuente de alimento para los más jóvenes, incapaces de viajar largas distancias a otras fuentes de recursos”, ha puntualizado Vidal.

Además, ha añadido que los autores también identificaron huellas adultas posiblemente hechas por tres hembras mayores de 15 años, basándose en la compañía de huellas de individuos jóvenes.

Por otro lado, solo se identificaron dos huellas hechas por machos, con dimensiones mucho mayores (más de 50 centímetros de longitud) y masas corporales estimadas de más de siete toneladas.

Contemporáneamente con estas huellas, y en el mismo nivel lagunar, se encontraron rastros de huellas humanas pertenecientes a neandertales y de otra fauna salvaje, por lo que estos niveles geológicos de Doñana se convierten en lugares con características únicas para estudiar interacciones ecológicas de estos humanos con sus posibles presas.

Estos nuevos hallazgos de huellas de neandertales y megafauna en Doñana, así como en el suroeste atlántico ibérico, desde Gibraltar al Algarve portugués, “refuerzan la idea de que los hábitats costeros eran un conocido mundo de oportunidades para esta fauna relicta y fueron decisivos para su persistencia en el refugio del sur de la península Ibérica durante las crisis climáticas de las fases frías del Cuaternario”, ha enfatizado el experto.

Por último, ha señalado que el estudio pone de manifiesto que “esta zona de la costa de Huelva fue probablemente un rico hábitat reproductivo, para que los elefantes hembras cuidaran a sus crías y rara vez sería visitada por individuos machos”.

En el estudio han participado, entre otros, investigadores del Unesco Naturtejo Global Geopark y la Universidad de Lisboa; del Institut de Recerca de la Biodiversitat (IRBio) de la Universidad de Barcelona; del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Huelva; del Departamento de Cristalografía, Mineralogía y Química Agrícola de la Universidad de Sevilla; y el Centro El Acebuche del Parque Nacional de Doñana.

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