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‘Burnout’: El síndrome del ‘quemado’ en el trabajo

  • La desmotivación que nos produce el trabajo puede derivar en una bajada de nuestra autoestima, lo cual se podría traducir en una depresión grave

Imagen de archivo de una persona 'quemada' por el trabajo.

Imagen de archivo de una persona 'quemada' por el trabajo. / M. G. (Huelva)

El burnout es una respuesta prolongada de estrés. Se le conoce así, y también como el síndrome del quemado en el trabajo. La persona se encuentra con un agotamiento muy elevado en tres niveles: físico, mental y emocional.

Hay una bajada de nuestra autoestima debido a la desmotivación por el trabajo en sí. Esta desmotivación nos puede llevar a una depresión grave. Y ésta es una de las causas por las que ha aumentado tanto el absentismo laboral. Todo esto se ha multiplicado significativamente después de la pandemia, aunque siempre ha estado presente.

Los síntomas más evidentes se producen emocionalmente, físicamente y en la conducta.

A nivel físico. Se producen muchas somatizaciones: problemas gastrointestinales, cefaleas tensionales, subidas de tensión, subidas o bajadas de peso, insomnio, falta de apetito sexual, problema de concentración. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera el burnout como una enfermedad laboral que provoca un detrimento en la salud física y mental de los individuos. 

En los trabajos que más incidencia hay son en las profesiones que se centran en la prestación de servicios y atención al público: médicos, enfermeros, profesores, psicólogos, trabajadores sociales, vendedores, policías, cuidadores, personal de atención al público... También se habla ya de los estudiantes quemados universitarios de últimos cursos de carrera. 

A nivel emocional. Irritabilidad, ansiedad generalizada focalizada en el trabajo, depresión, frustración, aburrimiento, impaciencia, sentimientos de soledad, vacío e impotencia. El grado en que puede tener la persona dichos síntomas van de leve, moderado a grave. 

A nivel de síntomas conductuales. Destacan no hablar, el cinismo, la hostilidad, el pesimismo, el absentismo laboral, el abuso del café, tabaco, alcohol y psicofármacos. Las relaciones interpersonales se vuelven distantes y frías. Disminuye el contacto con los clientes – pacientes, cambios bruscos de humor, aislamiento, enfado frecuente. Este síndrome es un proceso más que un estado, que se manifiesta en grado leve, moderado, grave y extremo.

Los factores que más influyen en la aparición del burnout son:

  • Ambiente laboral y características del puesto. Es muy importante en una empresa, tanto pública como privada, tener muy claras y definidas las funciones de cada uno. Un organigrama en el que aparezcan los horarios, turnos, vacaciones. La mayor causa de estrés es que haya un ambiente tenso en el trabajo. Cuando el ambiente empieza a tensarse entre los trabajadores es cuando mayor riesgo hay de padecer este síndrome. 
  • Los turnos de trabajo. Los que más se ven afectados son los que tienen turnos de noche, ya que altera biológicamente mucho a la persona. Los ritmos circadianos se ven alterados, el ciclo de sueño- vigilia... 
  • El contrato estable que se tenga. No es lo mismo un contrato precario de un mes que de un año. Las poblaciones más vulnerables son mayores de 45 años, mujeres y jóvenes. 
  • La incorporación de nuevas tecnologías en las empresas. Al aumentar la parte tecnológica hay más posibilidad de aislamiento en el puesto de trabajo, miedo a no llegar a ser capaz y controlar las tecnologías. 
  • Jornadas demasiado largas. Trabajos de diez a doce horas.
  • Monotonía laboral.  
  • Retroalimentación de la tarea en sí. Es decir si la persona tiene la información sobre la eficacia de sus tareas. Si siente que esa retroalimentación es negativa, es decir, no se siente válido por su trabajo, es mucho más probable que desarrolle dicho síndrome.  
  • Las relaciones interpersonales. Unas buenas relaciones entre compañeros donde la empresa facilita y fomenta más relaciones positivas es menos probable que se genera dicha acumulación de estrés comparado con ambientes donde brilla la desconfianza, la cero colaboración y relaciones destructivas.

¿De qué manera se puede prevenir o mejorar? Esta prevención debe hacerse desde la empresa, principalmente, generando un buen ambiente laboral, reduciendo la sobrecarga laboral y disminuyendo el estrés, fomentando el trabajo en equipo.

Es aconsejable realizar talleres de habilidades sociales, sobre todo de asertividad de liderazgo, principalmente para los directivos.  

También realizar cursos de formación, como de nuevas tecnologías, para que la persona se sienta capacitada y así con motivación para realizar su trabajo.

Y talleres de resolución de conflictos entre los compañeros.

La intervención puede ser tanto a nivel individual, grupal y de organización. 

A nivel individual, es positivo tener una vida saludable, hacer ejercicios de relajación, quedar con amigos y dedicar tiempo para el ocio tanto social como deportivo.

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