Los tres novilleros se marchan por la puerta grande

FERIA DE COLOMBINAS

Zulueta, que marcó el techo artístico del festejo, González y Tirado salieron a hombros al término del segundo festejo del ciclo onubense

Emilio de Justo será baja en Huelva

Armando Rojo recibió el capote de paseo

Zulueta, González y Mariscal salieron por la puerta grande del coso de La Merced acompañados del mayoral de Pereda.
Zulueta, González y Mariscal salieron por la puerta grande del coso de La Merced acompañados del mayoral de Pereda. / Alberto Domínguez
Álvaro Rodríguez del Moral

30 de julio 2025 - 23:20

Las Colombinas ya se encuentran a velocidad de crucero en el coso de la Vega Larga. Pero antes de la llegada de los días grandes, de las componendas para sustituir a Emilio de Justo -en el transcurso del festejo se confirmó que el elegido era David de Miranda, que hará doblete en el ciclo- y hasta de los llenazos que se esperan había que testar el momento de forma y fondo del escalafón menor. Javier Zulueta, el prometedor novillero sevillano, cuenta ya por semanas la definitiva meta de su temporada: la lujosa alternativa en la plaza de la Maestranza en un cartel -con Morante de padrino y Roca de testigo- que ha cobrado una insospechada dimensión a tenor de los últimos acontecimientos.

El pique de los dos gallos del corral es la comidilla de estos días pero no es la historia que nos ocupa. Javier iba a tener delante un primero, pobre de fachada, al que arrancó algún lance estimable en el recibo antes de mostrar clase, entrega y compostura en una labor que no subió de decibelios por la falta de brío de un enemigo que se iba a dejar sin más. Los últimos muletazos, enfrontilado y dictados al natural, revelaron el torero que quiere y puede llegar a ser. La espada fue efectiva y puso en sus manos una oreja.

Había que redondear con el cuarto, saludado con doble cambio gallista de rodillas, un par de chicuelinas aladas, otro par de verónicas de excelente dibujo... El utrero, más cuajado que el resto, derribó con estrépito pero tenía buen son en la lidia. Y la faena, brindada a José Luis García-Palacios, tuvo el don de la armonía. Había arrancado sentado en el estribo, apoyado en la espada, pero el verdadero argumento se basó en su hondo toreo fundamental, sublimado en un puñado de excelentísimos naturales -hondos, largos y tersos- que dieron la verdadera medida de una labor que también creció por redondos y concluyó por toreros ayudados. Fue con mucho, lo mejor de la tarde: más allá de los fallos con el estoque, del aviso que sonó y hasta de cierta frialdad ambiental que lastró el fragor de la faena. En cualquier caso, había marcado la diferencia.

Cristian González, salmantino, iba a recibir al segundo de la tarde con tres faroles de rodillas y un entremés capotero. Fue un novillo blando, protestado por el público, que se movió con nobleza en la muleta del novillero charro, hincado de rodillas en el comienzo de una faena reunida, bien estructurada y trazada por ambas manos pero condicionada por la escasa gasolina del animal, que quería más que podía. No faltaron las bernardinas de ordenanza pero la espada se acabó encasquillando.

Le quedaba el quinto, al que templó de capa antes de tomar muleta y espada para ligar una faena animosa, por momentos trepidante y un puntito falta de reposo. Eso sí: siempre entregada. Fue un utrero de mucha movilidad, quizá algo informal, al que González le iba a enjaretar muchísimos muletazos, de todas las marcas, sin lograr alcanzar la calma necesaria para redondear el asunto. La voluntad no se le niega, ni el rotundo espadazo del que el novillo salió amorcillado. Cayeron las orejas, cariñosas, que le abrían la puerta grande en unión de sus compañeros.

Carlos Tirado, ayamontino y ganador del VI Circuito de Novilladas de Andalucía, iba a sentir el calor de los suyos, jaleándole con palmas por Huelva. Se las vio con un tercero zancón, más que potable en la muleta, al que acabaría toreando con sobrio y elegante empaque, sobre todo con la mano izquierda, en una labor compacta a la que le faltó mejor refrendo con la espada. Las orejas, con la parroquia a favor, tampoco tardarían en caer.

En cualquier caso tenía abierta la puerta grande a la salida del sexto. Y los suyos habían venido a verle triunfar, empujándole desde que se abrió de capa hasta que lo echó abajo. En medio de todo ello, Tirado tuvo que salvar las dificultades que le planteó el novillo con el capote y su temperamento rajado para cambiar su entrega con la que le brindó siempre su propia gente. Los tres novilleros y el mayoral se marcharon por la puerta grande. Esto se anima...

FICHA DEL FESTEJO

GANADERÍA: Novillos de José Luis Pereda, desigualmente presentados. El primero resultó soso y manejable; blando el segundo; se dejó el tercero; tuvo clase el cuarto; se movió mucho el quinto y sirvió a medias el rajado sexto.

NOVILLEROS: Javier Zulueta, de verde billar y azabache, oreja con petición de la segunda y oreja tras aviso; Cristian González, de blanco y oro, ovación tras aviso y dos orejas tras aviso; Carlos Tirado, de marino y oro, dos orejas y oreja tras aviso .

INCIDENCIAS: Media entrada. Los tres novilleros salieron por la puerta grande en unión del mayoral de la ganadería de José Luis Pereda.

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