Primera de abono en Sevilla. Corrida del domingo de resurrección

Muy lejos de la expectación

  • Morante, Manzanares y Roca Rey, de vacío, se estrellan con una corrida sin clase de Núñez del Cuvillo

  • El sevillano y el alicantino estuvieron a punto de conseguir sendos trofeos

De la cera en las calles al albero en el ruedo. De los capirotes a las monteras. De la Pasión a una afición que este domingo abarrotó los tendidos de la Maestranza. No cabía un alfiler en una tarde espléndida del Domingo de Resurrección, como lo fue climatológicamente la Semana Santa, emborronada por unos desalmados. El festejo que catapultó Curro Romero, cuando regía la plaza de toros de Sevilla el entrañable Diodoro Canorea, contaba con dos toreros predilectos de la afición sevillana: Morante y Manzanares y la aportación de la novedad impactante de la temporada pasada: Roca Rey.

Con esa terna y toros de Núñez del Cuvillo, se abrió la temporada con un cartel redondo, rematado. Pero como suele ocurrir el Domingo de Resurrección, el balance artístico se quedó muy lejos de la gran expectación que había despertado el espectáculo debido fundamentalmente a una corrida sin clase y con demasiados defectos.

Para el aficionado hubo algunos registros aislados interesantes como el pique en quites entre Roca Rey y Manzanares en el segundo toro y Morante y Roca en el tercero. De esos duelos con la capa quedó a fuego unos lances a pies juntos con reminiscencias pepeluisistas de Morante y una espléndida media verónica, unas arriesgadas gaoneras de Roca Rey y unas apasionadas chicuelinas de Manzanares.

Morante estuvo por encima de su lote. Ante el toro que abrió plaza, flojísimo y manso, protestado y al que recibió con una buenas verónicas, planteó una faena con buen soporte técnico y bajo la virtud del temple; un trasteo que se vino abajo tras un desarme en el que el astado se desengañó. El toro se había marchado varias veces en el tercio de varas y en una de las huidas se llevó por delante a Lili, que sufrió una voltereta espectacular, afortunadamente sin consecuencias, que dio paso un exceso de capotazos en la brega.

Las imágenes de la primera de abono de La Maestranza Las imágenes de la primera de abono de La Maestranza

Las imágenes de la primera de abono de La Maestranza / Juan Carlos Muñoz

Con el cuarto, que brindó a Mario Vargas Llosa, junto a Isabel Preysler en el tendido, Morante de la Puebla esbozó varias pinceladas de buen toreo, con algunos muletazos con sabor con la diestra y un par de naturales largos y profundos. En ambos casos, anduvo mal con la espada.

Manzanares fue quien más se acercó al premio de un trofeo; pero no remató adecuadamente con la espada. Sucedió en el quinto acto, con un colorao, atigrado, que se vencía en exceso por el pitín derecho. Labor tesonera en los tercios en la que brilló en una serie al natural con ligazón; el mejor pitón del toro. Anteriormente, ante el segundo, ácucharado e incierto en sus embestidas, anduvo desconfiado con la muleta tras lancear bien a la verónica. En esta ocasión mató de una gran estocada.

Roca Rey se enfrentó a un mal lote. Airoso con el capote, apenas tuvo opción con su primero, un animal de pelaje melocotón y muy astifino, que se apagó muy pronto. Ante el sexto lo más ovacionado fueron unas verónicas de rodillas rematadas con una revolera. El trasteo muleteril no cobró en ningún momento altura.

Fin del primer capítulo de la temporada sevillana: espectáculo con muy pocas cosas brillantes y muy lejos de la expectación despertada con un cartel de No hay billetes en el que resplandecía la Maestranza cuando desfilaron Morante, Manzanares y Roca Rey, quienes se estrellaron con una corrida de Núñez del Cuvillo de escasas condiciones positivas.

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