Cuando Víctor Elias en los tiempos de 'Los Serrano' tuvo que denunciar a su madre

Este lunes Viajando con Chester de Risto Mejide recibió a los actores Luis Zahera y Víctor Elías. En el caso de este, marido de Ana Guerra y conocido de niño por su papel de Guille en Los Serrano, reveló los desafíos de su infancia, marcada por la adicción al alcohol de sus padres.

Mientras en la ficción interpretaba a un niño en una familia cálida, en la vida real enfrentaba un entorno caótico, donde el éxito profesional contrastaba con una situación doméstica dolorosa. Elías describió cómo con 11 años empezó a comprender la gravedad del problema de su madre, una actriz cuya adicción la transformaba en alguien irreconocible.

Con 13 años Elías tomó la difícil decisión de denunciar a su madre, con la esperanza de que el impacto la ayudara a mejorar aunque no obtuvo el resultado esperado. Su padre, también afectado por el alcoholismo y el consumo de otras sustancias, no pudo ofrecerle el apoyo necesario, lo que llevó al joven a mudarse con sus tíos, a quienes apenas conocía.

Durante este período, encontró refugio en la televisión, especialmente en su relación con Natalia Sánchez, su compañera en Los Serrano. Sánchez se convirtió en una figura clave en su vida, una “familia elegida” que le brindó estabilidad emocional. Aunque iniciaron una relación amorosa a los 14 años, esta terminó a los 20, justo cuando Elías comenzó a experimentar con drogas, un camino que atribuye a su propia predisposición a las adicciones.

A pesar de los desafíos, el actor y músico no guarda rencor hacia sus padres y reconoce que su historia familiar lo marcó, pero también lo impulsó a buscar redención. Con una notable madurez, confesó su lucha contra las adicciones, celebrando haber estado “muchos cientos de días limpio”. Su deseo de romper con los patrones de su infancia lo motiva a querer ser padre algún día y a ayudar a otros adictos, entendiendo que tocar fondo es, a menudo, el único camino hacia la recuperación.

Su testimonio en Viajando con Chester, cargado de honestidad, refleja un viaje de superación y una búsqueda constante por construir un futuro diferente, apoyado por las lecciones aprendidas y las conexiones significativas, como la de Natalia Sánchez, que han sido su ancla en los momentos más oscuros.