"¿Qué sabes de Rusia, mi país?
El embajador ruso la lio en el certamen de Miss España 2001 con una pregunta que nadie esperaba
Otra vida, la serie más reciente de los hermanos Sánchez-Cabezudo de 'Crematorio'
Desde ‘Crematorio’, cómo ha cambiado la ficción,
En 2001 el certamen de Miss España se celebraba en la localidad valenciana de Xátiva con ese estilo de galas tipo Murcia qué hermosa eres que habían marcado los 90. Telecinco ofrecía una suntuosa final donde las participantes de las distintas provincias aspiraban a ser coronadas como la más guapa del país. Un certamen que ya no es lo que era, como el que se ha celebrado en esta semana y que no ha concitado ni la quinta parte de lo que generaba entonces una noche de prime time y con solo un puñado de cadenas en el televisor. Los escándalos ensuciaron la marca de aquella organizadora.
Las pruebas para una Miss que abría el siglo XXI eran muy clásicas: de la pose en traje de baño al atuendo típico para rematar con el vestido de noche, donde las finalistas iban a ser cuestionadas por el jurado para comprobar su desenvoltura. Una de ellas, Miss Melilla, Elisabeth Martínez, ha pasado a la memoria colectiva por una pregunta que dejó sorprendidos a todos los presentes y a la audiencia. Rusia llevaba reinstalada diez años en la historia dejando atrás lo que fue la URSS.
La gala la conducían Natalia Estrada, un ídolo entonces en Italia, y el actor Juanjo Artero, que del recuerdo de Verano Azul se resarciría al poco con su papel en El Comisario. Ambos en su rol de conductores elegantes, amables. Como réplica, algo rancia, de humor y cierto descaro, Felisuco: el feo entre los dos guapos. En aquel jurado, rostros populares de aquella tele: la ex miss María José Besora, la presentadora Teresa Viejo y futura director de Interviú, una antigua Miss Universo, la mexicana Lupita Jones, el deportista Álvaro Bultó (fallecido haciendo salto base, ex novio de la infanta Cristina), el cineasta Antonio del Real, el escritor Alberto Vázquez Figueroa o el periodista Luis María Anson, habitual en la comisión para elegir a las bellezas españolas.
Y en el caso de la localidad anfitriona, allá estaban en el jurado el alcalde y el concejal de Urbanismo (que para eso una de las distinciones para la ganadora era una unifamiliar, eso sí que eran premios). Era la época de esplendor de todo, en especial de los concejales de Urbanismo y el setabense se llamaba como un actor, Vicente Parra. Y cerca del edil, el embajador de Rusia. Estamos ante la serie Crematorio ¿Qué hacía un embajador ruso en un concurso de belleza celebrado en una localidad valenciana? Como poco una nota exótica de distinción. En la mencionada serie se cuentan muchas más cosas de cuando los rusos aparecieron por la costa levantina.
El embajador plenipotenciario de España y Andorra, Boris Grigóryevich, venía de Kenia y había sido uno de los representantes de su país en las negociaciones de paz en Kosovo en favor de los intereses rusos y serbios. Disfrutaba de la apacible noche valenciana, en febrero.
El tovarich Grigóryevich, tras años de frío y telón de acero, pensaría para sí ¿qué sabrán los españoles estos de lo que hemos sido los rusos? Lo habitual en las preguntas de los jurados de Miss España y de todos los concursos de miss que han existido son los juegos florales, respuestas de cliché y mucho profidén. Preguntas que por muy enrevesadas que fueran se pueden rematar con un “... y la paz en el mundo”, como diría Sandra Bullock. A día de hoy precisamente habria que reclamarlo a cualquier embajador de Rusia.
Vázquez Figueroa, hombre de mundo, no se complicó en ese momento de poner en un brete a una joven. “En un futuro, cuando tengas una hija adolescente, ¿cómo le aconsejarías para que se presentara a Miss España? La aspirante, que tendrá hijas a estas alturas, respondió: “La animaría, es una experiencia muy bonita”. Anson, al que se le presupone siempre crítico y agudo, lo que le interesaba era que la candidata diera su opinión por los reportajes que se habían hecho del certamen. Besora, que había sido Miss, preguntó “¿qué significa para ti la belleza?”.
La más bella según el jurado fue la alicantina de origen neerlandés Lorena Van Heerde. El segundo lugar sería para Miss Lleida, Eva Siso; y el tercer puesto para la aspirante sevillana, Macarena García Naranjo.
Entre los jurados extranjeros, Lupita Jones, que había sido Miss Universo 1991 preguntó “¿Qué le aportarías tú a Miss España?”. Y la chica respondió: “lo intentaría hacer lo mejor posible”. Y en esas tenemos a la joven de Melilla, Elisabeth Martínez Núñez 18 años, 1,78 de altura, medidas: 90,63, 90 (entonces se detallaba con interés todo eso). Al micrófono el señor Grigóryevich diciendo aquí estoy yo y quedaos con mi cara: “Tengo una pregunta completamente diferente, pero muy simple. Dime en unas 25 palabras qué sabes de mi país. Soy embajador de Rusia”.
El pabellón, consciente del momentazo, se quedó mudo. La melillense quiso ganar tiempo: “¿me puede repetir la pregunta?”. Tras insistir el diplomático la sorprendida miss dijo lo mejor que podía enhebrar: “es un país donde vive gente maravillosa, que ha habido en el tema de política algunos cambios y... no sé mucho más”, azorada y cabreada ante la jugarreta que el ruso le había endilgado. Se marchó a su lugar en el escenario con todo el sonrojo y autoeliminada.
El público rompió en un fuerte aplauso, Miss Melilla había sufrido un esguince de imagen menos doloroso que si se hubiese doblado el tobillo por las escaleras. La aspirante melillense con los años dejó las pasarelas, está casada, tiene una hija y estráá unida a esta exótica anécdota nada inocente.
Por cierto, en 2017 la prensa española aseguró que Grigóryevich fue abatido en Turquía en un atentado terrorista. Pero no, era un colega de igual apellido. A día de hoy se supone que siguevivo porque no hay reseñas rusas que digan lo contrario. Un héroe de los despachos soviéticos unido a la menuda historia de la TV en España.
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