Fallece el humorista que con un teléfono como Gila describió como nadie la transición

Josele, como "El Hijo de Pepa', describió los cambios de la España de 1976 con el monólogo telefónico 'Vente paspaña, Antonio"

Muere el músico y humorista Josele a los 81 años

Portada de El Hijo de Pepa, 'Vente pa' España, Antonio'
Portada de El Hijo de Pepa, 'Vente pa' España, Antonio'
Francisco Andrés Gallardo

21 de julio 2025 - 13:59

El productor y músico, además de sagaz humorista, Josele Moreno, fallecía este domingo en su Sevilla a los 81 años. Mantuvo hasta el último momento en sus colaboraciones radiofónicas su sentido del humor y su capacidad para parodiar la actualidad. Esa visión de sarcasmo le hizo decantarse por el humor en 1976 tras más de un decenio dedicado a la canción entre Los Payos y sus producciones posteriores. Josele es un nombre vinculado al humor en España aunque sus inicios por esa faceta fueron más bien involuntarios. Como ha recordado en este fin de semana Paco Correal, improvisando en el estudio un monólogo a un hermano emigrante (o más bien exiliado) en Alemania, le fichó Valerio Lazarov para la Nochevieja del 76 a 77, cuando todo cambiaba a velocidad casi asfixiante y se presentían mayores aperturas que daban aún más vértigo. En esas circunstancias nació El Ijo de Pepa, el noblote chaval que maravillado de los cambios de Adolfo Suárez en la transición se lo comunicaba a su hermano Antonio que trabajaba en "Hambuggo", porque el hijo de Pepa, Josele, forzaba aún más el frenillo para acentuar ese carácter ingenuo de aquel chaval retratado junto a un teléfono, como hacía Gila. El propio Gila le regaló uno de sus teléfonos enlutados a Josele como reconocimiento a su continuidad en su estilo de humor. La stand up comedy a la española. "Señorita, póngame con Alemania".

En el monólogo Vente paspaña, Antonio, "venta pacá, tío", un éxito de ventas en los cassettes de las ventas y en disco single, se dibuja la transición mejor que en muchos libros sobre esa época, porque es un dibujo del sentir popular de lo más sincero. "¿Tú sabes la libertad que hay aquí, tío?".

La policía te podía pedir los papeles y no te pasaba ná, lo nunca visto, le dice con satisfacción el hermano a Antonio, que es de "los malos", es decir de los rebeldes, y por eso tuvo que huir de esa policía gris de aquella España del 76, la del presidente "la mar de joven, que no hizo la guerra", que ya con eso era novedad suficiente. Una policía que era avisada en los medios de dónde y cuándo eran las manifestaciones, a la hora en que empezaban y terminaba ny por qué calles tomaban. Eso sí, reconocía Josele, lo que ya no te especificaban era "dónde y por dónde te iban a dar". El pais cambiaba pero no tanto con tanta libertad.

El retratista sevillano hila fino cuando dice que las cosas han cambiabo que la televisión en lugar de terminar a las doce, lo hace a las once y media. La crisis económica que se arrastraba desde el 73 llevaba a la tele única a invitar a los españoles a que fuera más temprano a la cama para ahorrar energía.

En España que se encamina a 1977 el hijo de Pepa ya anuncia que llegarían "las papeletas", las elecciones, que por fin ibar a gobernar los que "nosotros dijéramos". Ilusiones aperturistas a una democracia que nos codeaba con Europa. Josele dejó una foto fija de lo que era España un poco antes de que empezara a cambiar del todo.

Josele en un acto en Sevilla en el año 2003
Josele en un acto en Sevilla en el año 2003 / Juan Carlos Muñoz

Alude a un tal "Sosenichi" que era el disidente soviético Alexander Solzhenitsyn, que en una entrevista en Directísimo con José María Íñigo se había maravillado de cómo España estaba superando a Franco ("acojonao con la liberta") mientras la URSS era un pozo totaliario. "Se podían comprar todos los periódicos que quisieran", se maravillaba el poeta ruso. "Se llevó tres o cuatro días comprando periódicos", decía el hermano de Antonio. Por entonces se había muerto otro totalitario, el chino Mao Tsé Tung. La abuela de la familia, de antes de la guerra, se llevó un disgusto con el fallecimiento.

En aquella Nochevieja donde el componente de Los Payos se sumaba a la selección nacional de humoristas fueron reclutados Fernando Esteso (que ya empezaba a sonar con La Ramona) y Andrés Pajares, con su cazurro pregonero, que complementaban a Juanito Navarro. En aquel especial del 31 de diciembre también estaba el otro sevillano del momento, Pepe Da Rosa, y sus cosas, con el que Josele rodaría Se acabó el petróleo. Faltaba aún Paco Gandía, que meses después aparecería con su desdichado niño hambriento de los garbanzos en el Esta noche... fiesta de Íñigo. En ese especial también aparecían las canciones cómicas con las que los españoles se asomaban con cierto cachondeo a los nuevos tiempos, las de La charanga del Tío Honorio, Desmadre 76 y, sobre todo, Los Golfos con el ¿Qué pasa contigo, tío?

Todos ellos eran compañeros de guasa de Josele, junto al dúo de Jesús Puente y Juanjo Menéndez, pareja de calvos que acompañaban a Sara Montiel y que se convertirían en nombres del humor semanal en 625 líneas además de protagonizar la serie El español y los siete pecados capitales para dar paso a los anuncios de atún (Calvo, claro).

El monólogo Vente paspaña, Antonio resume aquella España donde los buenos parecían que iban a tener su sitio.

Antonio, que era "de los malos", emigrante forzoso, era efectivamente de los buenos, para una España nueva de verdad.

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