Presentación

La agricultura, gran motor de nuestra economía en los momentos más difíciles

El presidente de la Junta de Andalucía de visita en la cooperativa almeriense Vicasol durante la pandemia.

El presidente de la Junta de Andalucía de visita en la cooperativa almeriense Vicasol durante la pandemia.

Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta de Andalucía. Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta de Andalucía.

Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta de Andalucía.

El escultor andaluz José Antonio Navarro Arteaga esculpió en mármol almeriense las más profundas emociones. Dos manos fundidas en un aplauso sin fin dedicado a todos los que demostraron con su trabajo abnegado y compromiso solidario de lo que son capaces los andaluces en la adversidad. Sacrificio, esfuerzo, entrega, humanidad, generosidad. La pandemia dejó todo lo demás a un lado. Y coincidirán en que las primeras semanas de convivencia con el virus fueron realmente duras. Sin embargo, fueron muchos los ciudadanos valientes los que hicieron que Andalucía siguiese adelante. Gracias. Infinitas gracias porque, por esos héroes anónimos, el virus nos frenó, pero no nos detuvo.

Desde aquellos primeros días de marzo, reconocimos a diario desde balcones y ventanas el imponente trabajo de los sanitarios que nos cuidaban, de los docentes que procuraban que nuestros hijos continuaran sus estudios de la mejor forma posible, de las fuerzas y cuerpos de seguridad que mantenían el orden en las calles… Pero también fuimos conscientes de lo esencial de la labor de otros profesionales que permitieron tener abastecidas nuestras tiendas y supermercados. Me refiero a los agricultores, ganaderos, pescadores, transportistas y demás empleados que componen el tejido industrial de Andalucía y que trabajan en las grandes y pequeñas superficies comerciales.

Hace un año, en esta misma publicación, comenzaba señalando que el sector agroalimentario es fundamental para Andalucía. Hoy, con la experiencia vivida, afirmo que es vital. Un gran motor de nuestra economía y uno de los colectivos que más está contribuyendo a superar la Covid-19. Somos conscientes de ello, es más, la historia demuestra que ha sido, es y será aliado fundamental para superar cualquier crisis.

Un sector que ha demostrado tener una gran capacidad de resiliencia y de resistencia. Justo antes de declararse la pandemia, el sector agrario estaba en la calle para reclamar lo que es de justicia, un precio digno para sus producciones. Nuestros agricultores, ganaderos y pescadores conforman un batallón de valerosos y entregados profesionales que han contribuido de forma decisiva al mantenimiento de la producción y el abastecimiento de medio mundo en los momentos más difíciles. El sector ha optado por remangarse una vez más. Los datos de nuestras exportaciones confirman no sólo el esfuerzo realizado durante la fase más dura del estado de alarma y el confinamiento, sino la fortaleza del sector primario andaluz en la balanza comercial.

Las exportaciones del primer semestre de 2020 reflejan un crecimiento del 1,1% respecto a 2019, un año en el que ya se habían batido todos los récords. De enero a junio se ha exportado por valor de 6.536 millones de euros. En los cuatro primeros meses de crisis de la Covid-19, de marzo a junio, hemos exportado un 0,9% más que en el mismo periodo de 2019, a una media de casi 1.100 millones mensuales. Con estas cifras, las palabras sobran.

Sabemos que no todos los sectores soportan igual la crisis. El cierre del canal Horeca afectó de lleno a determinados productores, en los que la Junta de Andalucía ha fijado de forma especial su atención, creando línea de ayuda específicas para dar liquidez. Hay sectores con clara vocación exportadora que ha sufrido los efectos en las relaciones comerciales como los frutos rojos de Huelva o la flor cortada y la planta ornamental de Cádiz y Almería.

Además de aquellos con carteras de clientes en el canal de la hostelería y la restauración o dependientes de las fiestas y espectáculos tradicionales andaluces, como son los sectores más emblemáticos de la ganadería extensiva andaluza (cordero, porcino ibérico, toro de lidia, etc.), el vino o los productos del sector pesquero andaluz.

200 millones de euros para hacer frente a la pandemia

Desde el primer momento, estudiamos cuáles eran las medidas más viables para afrontar esta crisis y qué iniciativas podíamos poner en marcha. La Junta de Andalucía ha puesto en manos del sector agrario y pesquero cerca de 200 millones de euros para hacer frente a los efectos de la pandemia e inyectar liquidez en una actividad que, como he dicho, es esencial para la economía y el empleo del conjunto de la comunidad. La Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible ha sido pionera en el impulso de más de 50 medidas antes y durante el estado de alarma, fruto de una interlocución constante con el sector.

También analizamos qué gestiones eran necesarias emprender en Madrid y en Bruselas. En principio, la Unión Europea sólo nos permitió mayor flexibilidad en los procedimientos administrativos. Tuvimos que insistir en poder reprogramar los fondos al desarrollo rural para dotar de liquidez a los sectores más perjudicados. Al final, lo conseguimos.

Necesitamos más agilidad y acierto en el Gobierno de España y de Europa en los procedimientos y en la toma de decisiones. A través de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, la Junta mantiene una línea abierta con los interlocutores del sector. Fruto de ese diálogo constante se ha consensuado una normativa específica para las campañas de recolección que se inician, bajo la coordinación de la Consejería de Salud, pero con las aportaciones de Empleo y Agricultura. Se trata, en definitiva, de garantizar las mejores condiciones de prevención y control de la propagación del virus entre los temporeros.

No podemos aceptar recortes

El sector primario andaluz es motivo de orgullo. Debemos hacer un frente común y, lejos de aceptar recortes en la Política Agraria Común, reclamar más recursos para uno de los pilares de la economía que puede ser refugio para muchas personas que han perdido su trabajo y que ven en el mundo rural una oportunidad laboral de futuro y compatible con los criterios de sostenibilidad social y medioambiental.

Resulta difícil aceptar que un sector como el agroalimentario, con un papel tan crucial para la reactivación sostenible de la economía andaluza, pierda recursos. No entendemos que el acuerdo del Consejo Europeo acerca del Marco Financiero Plurianual para el periodo 2021-2027 incluya una reducción del 10,2% en la Política Agrícola Común (PAC).

Un recorte que supone para Andalucía una pérdida de 1.287 millones de euros de la PAC y que conllevaría graves perjuicios para el sector agrario andaluz. Una deducción que es mayor en el segundo pilar del desarrollo rural, la fuente de financiación más importante para las inversiones de la agroindustria, el medio ambiente y el medio rural andaluz.

El debate europeo sobre la nueva Política Agrícola Común continúa abierto y es importante que el Gobierno español siga apostando por una diplomacia activa que sirva para defender los intereses de los agricultores y ganaderos ante posibles cambios de la PAC que perjudiquen al sector español y, por ende, al andaluz. Igualmente es necesario hacer hincapié en su reclamación del principio de preferencia comunitaria y de una condicionalidad de las importaciones a las mismas exigencias que se imponen a los productores europeos. Todos debemos regirnos por las mismas reglas del juego para que la competencia sea leal.

Todas las instituciones europeas: Consejo, Comisión, Parlamento, Comité Europeo de las Regiones… están de acuerdo en relanzar la economía mediante una transición ecológica y digital, en llegar a conseguir para el futuro, una sociedad más resiliente, sostenible y digital. El Acuerdo Verde Europeo incluye dos estrategias donde los sectores agroalimentario y pesquero son protagonistas: las estrategias “de la granja a la mesa” y de “biodiversidad”.

Sin lugar a dudas, Andalucía comparte los criterios de sostenibilidad que incluye la estrategia de la “granja a la mesa”, pero no entendemos que para conseguirlo no se cuente con el consenso del sector agroalimentario, porque sin sus protagonistas difícilmente se conseguirán los objetivos que se pretenden alcanzar.

En Andalucía caben todas las agriculturas y todas son sostenibles. Cerca del 20% de nuestra superficie agraria útil está dedicada a agricultura y ganadería ecológicas y venimos realizando un importante esfuerzo para establecer sistemas de producción sostenibles en la comunidad.

Una apuesta constante por la sostenibilidad 

Nuestra tierra ya hizo su apuesta por la sostenibilidad, ya está en ese camino y con la nueva PAC el sistema agroalimentario andaluz continuará progresando por esta senda. No obstante, los recortes en la Política Agraria Común obstaculizan esta apuesta decidida del sector en Andalucía por una agricultura y ganadería comprometida con la lucha contra el cambio climático y por la creciente tecnificación del campo. Desde Andalucía entendemos que los acuerdos comerciales que firme la Unión Europea deben incluir una cláusula de sostenibilidad que defina el cumplimiento de las mismas garantías medioambientales, sociales, de calidad y salubridad de los alimentos importados.

Como decía, el sector agrario es clave para la economía andaluza y española. Representa el 6% del PIB de Andalucía y cuenta con 250.000 trabajadores, lo que supone casi el 30% del sector a nivel nacional. Pero, además, el campo andaluz se ha convertido, en muchos casos, en la única solución para la supervivencia de nuestros pueblos y frente al reto demográfico. Por eso, estamos facilitando el relevo generacional de los jóvenes, con medidas tan importantes como la eliminación del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, o casi triplicando las ayudas a los jóvenes agricultores, pasando de los 30 millones de euros iniciales a los 82 millones en este 2020.

Tampoco puedo pasar por alto el nivel de compromiso social del sector agroalimentario andaluz en estos momentos tan difíciles. Juntos, hemos cooperado para llevar pescado y carne a centros sociosanitarios de Cáritas en las ocho provincias andaluzas. El objetivo no era otro que contribuir, en la manera de lo posible, a minimizar las consecuencias negativas de la crisis sanitaria por la pandemia sobre los colectivos sociales más vulnerables. En colaboración con la Junta, el sector ha entregado más de 1.000 kilogramos de productos congelados –merluza, rosada, rape o pulpo, entre otros– y cerca de 2.000 kilos de alimentos relacionados con el sector cárnico.

Aún existen numerosos retos y quizá uno de los más importantes sea continuar avanzando en la aplicación de las nuevas tecnologías de digitalización y telemática a la agricultura. Cada paso que demos en la implantación de nuevas tecnologías en el campo son tres pasos adelante en competitividad y seis en sostenibilidad, ya que estas innovaciones permiten, entre otras cuestiones, hacer un uso más adecuado de los productos fitosanitarios y los nutrientes, ser más eficientes en el uso del agua y la energía, aumentar la calidad de los alimentos y mejorar en trazabilidad. Otros dos retos de gran relevancia para el sector agrícola andaluz son, por un lado, promocionar nuestros productos en base a sus cualidades saludables y nutritivas; y, por otro, conquistar nuevos mercados y salvar barreras “políticas” como el veto ruso o los aranceles impuestos por Estados Unidos.

Me gustaría acabar como empecé, felicitando y agradeciendo a tantos y tantos agricultores que, con profesionalidad, se levantan cada mañana para hacer posible que el resto de andaluces y gran parte de españoles y europeos dispongamos de sus productos de calidad, alimentos saludables, sostenibles y con ese sabor, el de nuestra tierra, que los hace únicos.

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