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Opinión
Como cada 22 de marzo, pero este año con más ahínco si cabe, celebramos el Día Mundial del Agua trabajando desde el máximo compromiso y responsabilidad para que el acceso a este servicio esencial no sea un problema añadido para una sociedad que no vive su mejor momento, en términos económico, sanitario y anímico. Todo lo contrario, las empresas gestoras del agua de Andalucía estamos aquí para tirar del carro y, ahora más que nunca, hacer de este bien esencial un elemento de garantía sanitaria y bienestar ciudadano, como símbolo de esperanza, fortaleza, recuperación y resiliencia.
Si alguna lección aprendida nos deja el escenario de pandemia provocada como consecuencia del virus SARS-COV-2, es el incalculable valor que tiene el hecho de poder acceder a servicios de abastecimiento y saneamiento en condiciones de calidad y seguridad, algo que con frecuencia damos por sentado y en lo que, sin embargo, conviene reparar. Quizás esta vez sí, a lo largo de todo un lastimoso y desalentador 2020, nos hemos parado a preguntarnos a nosotros mismos: ¿Cuál es el valor real y significado que el agua tiene a diario para cada persona, familia o comunidad?
La Organización Mundial de la Salud declaró el 11 de marzo de 2020 el suministro de agua para consumo humano, y su saneamiento, como elementos esenciales para la protección de la salud humana. El agua es, además, un derecho humano universal, demostrando en este complejo escenario su capacidad de reinvención y su protagonismo como catalizador sanitario, económico y social.
Precisamente hoy, con motivo del Día Mundial del Agua y este año bajo el lema “Valoremos el agua (#Water2me es la iniciativa de Naciones Unidas en redes sociales), se intenta profundizar de una manera más especial en la relevancia que para cualquier habitante del planeta tiene este bien básico, el cual garantiza, nada más ni nada menos, que la vida, además de ser motor para la realización de múltiples procesos y actividades, y vehículo para un desarrollo sostenible.
En medio de este panorama de lucha socio sanitaria, a la que se suma además el reto climático y los condicionantes poblacionales de colectivos vulnerables para quienes la crisis del coronavirus ha supuesto una verdadera estaca, nos encontramos timoneando las empresas gestoras del agua, dando lo mejor de nosotros, tratando de gestionar del modo más eficiente y óptimo posible, y por supuesto redoblando todos los esfuerzos necesarios para garantizar siempre este derecho humano a todas las personas. Para ello, hemos reinventado mecanismos y reforzado al máximo nuestras medidas de acción social en el último año, ampliando dotaciones para fondos sociales, aumentando bonificaciones, flexibilizando pagos, aplicando aplazamientos de facturas, tramitando suspensiones temporales de contratos, entre otras actuaciones. Muestra todo ello de la plena vocación de servicio de este sector y de nuestra alta sensibilización y compromiso social.
Toca por tanto capitanear la gestión del ciclo integral del agua en un escenario actual y futuro cada vez más complejo y sensible desde el punto de vista humano, social, medioambiental y económico. Y debemos hacerlo además -sin perder el foco prioritario de la ciudadanía- incorporando paralelamente en nuestros objetivos a medio plazo los principales retos y demandas sectoriales, para que este servicio esencial siga siendo eficiente y sostenible en beneficio nuevamente del ciudadano, como razón de ser y fin último de nuestra actividad.
La renovación de las infraestructuras del ciclo integral del agua, las necesidades adicionales de financiación derivadas de condicionantes como la adaptación al cambio climático o las crecientes demandas ciudadanas de abastecimiento y saneamiento, son aspectos primordiales para el sector. Desde ASA y las empresas que integran la asociación, tratamos de dar respuesta a este horizonte mediante hitos de reconstrucción verde y crecimiento sostenible; estrategias de reutilización y aplicación de principios de economía circular; iniciativas de eficiencia en redes; acciones de medición y reducción de huella hídrica y de carbono, entre otros.
Junto a ello, resulta asimismo indispensable impulsar acciones comunicativas, de divulgación y de sensibilización, para concienciar a los usuarios de la imperiosa conveniencia de ahorrar agua y hacer el mejor uso posible de un bien escaso, valioso y difícil de gestionar como este.
Parece más necesario que nunca repensar y “cuidar” el modo de gestionar pero también de “relacionarnos” con el agua, ya que afecta al presente y al futuro de nuestro entorno. Las buenas prácticas en este sentido han de ser asumidas por todos: empresas del agua, administraciones y ciudadanía.
En el marco del Día Mundial del Agua 2021, desde ASA Andalucía abanderamos esta estrategia bajo el lema Juntos Cuidamos El Agua.
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