¿Por qué León XIV? El posible guiño del nuevo Papa al fiel amigo de San Francisco
El nuevo pontífice elige un nombre cargado de simbolismo franciscano y social
¿Quién fue León XIII?

El recién elegido Papa León XIV, de nombre secular Robert Francis Prevost Martínez, ha marcado desde el primer momento un tono cargado de simbolismo en su pontificado. Su elección no solo remite a uno de los grandes referentes del catolicismo moderno, León XIII, sino que también podría interpretarse como una evocación al Hermano León, el compañero más cercano y fiel de San Francisco de Asís. Un gesto que, en el contexto de la Iglesia, no parece casual.
Una elección de nombre con resonancias históricas
León XIII es recordado sobre todo por la encíclica Rerum Novarum, publicada en 1891, en la que el entonces Papa instaba a prestar atención a la situación de la clase trabajadora en un contexto de profunda transformación industrial. Ese documento sentó las bases de la doctrina social de la Iglesia y ha sido reivindicado desde entonces por múltiples pontífices.
La alusión a León XIII resulta aún más significativa en un momento donde las tensiones sociales, las desigualdades y la migración global vuelven a ocupar el centro del debate eclesial. El nuevo Papa, que fue nombrado en 2023 prefecto del Dicasterio para los Obispos, ha estado directamente implicado en la selección de pastores con un enfoque de cercanía, humildad y sensibilidad social, en línea con las reformas impulsadas por su predecesor, Francisco.
La otra referencia: el Hermano León y el espíritu franciscano
Pero no es la única lectura posible. En una Iglesia donde los gestos tienen tanto peso como los textos, la elección del nombre de León XIV también puede interpretarse como una forma de continuidad con el pontificado anterior. El Papa Francisco tomó su nombre del santo de Asís y encarnó durante su mandato un espíritu franciscano centrado en la pobreza, la ecología y la fraternidad.
En ese sentido, Fray León, el compañero más leal de San Francisco de Asís, representa una figura cargada de simbolismo. Fue su secretario, confesor y discípulo más próximo desde 1220 hasta la muerte del santo, en 1226. Aunque no formaba parte del primer grupo de seguidores del santo italiano, sí se convirtió en su sombra espiritual en los años finales.
León, natural también de Asís, estuvo presente en momentos clave del camino del santo: cuando recibió los estigmas en el Monte della Verna, cuando compuso el Cántico del Sol y durante su visita a Roma para obtener la aprobación pontificia de su orden. Según las crónicas, fue el primero en cantar el Cántico de las Criaturas, junto al propio Francisco y al hermano Ángel.
Testigo, custodio y defensor de la pobreza
La fidelidad de Fray León no terminó con la muerte del santo. Durante los años posteriores, defendió con firmeza el modelo de pobreza radical que Francisco había predicado, incluso entrando en conflicto con otros miembros de la orden, como Elías de Cortona, que promovía la construcción de grandes obras como la Basílica de San Francisco de Asís mediante la recaudación de fondos.
Este conflicto simboliza una tensión recurrente en la historia de la Iglesia: la frontera entre la espiritualidad austera y la institucionalización de los carismas. La posición de León, del lado de la pobreza, parece resonar con los valores proclamados también por el actual pontífice.
De León se conservan escritos que reflejan esa cercanía íntima y espiritual con San Francisco, como el Diálogo de la perfecta alegría. También se conoce una bendición manuscrita del santo a su discípulo, hoy preservada en la Catedral de Spoleto, que dice: “El Señor te bendiga y te guarde; ilumine su rostro sobre ti y tenga misericordia de ti. Vuelva a ti su rostro y te conceda la paz. El Señor te bendiga, hermano León”.
En otra carta, Francisco le escribió: “Haz en todo, con la bendición de Dios y mi obediencia, lo que te parezca mejor como agrado del Señor, y sigue sus huellas y pobreza. Y si te es necesario para tu alma, por motivo de otro consuelo, y quieres venir a mí, ven, León”.
¿Una continuidad silenciosa con el Papa Francisco?
No deja de ser revelador que el primer Papa posterior a Francisco se nombre como León. En el ámbito simbólico, Fray León fue a Francisco lo que León XIV podría querer ser respecto a su antecesor: un continuador humilde, un custodio del espíritu, un defensor de la esencia. Y esa dimensión no pasa desapercibida para quienes analizan los gestos dentro del Vaticano.
San Francisco es hoy uno de los santos más venerados del catolicismo. Su sensibilidad ecológica —recordada en la encíclica Laudato si’—, su fraternidad con los animales, su apuesta por la humildad y su crítica a la riqueza excesiva le han valido una posición central en la espiritualidad contemporánea. Es el patrono de los ecologistas y un referente universal más allá del ámbito religioso.
En este sentido, el nuevo Papa no solo adopta un nombre cargado de peso institucional —León XIII—, sino que también ofrece una lectura más íntima y franciscana, conectada con el discípulo fiel del santo de Asís. ¿Es posible que esta elección quiera transmitir la idea de una Iglesia que protege lo sembrado, que se mantiene junto al legado de Francisco sin eclipsarlo?
Una biografía marcada por la diversidad y la comunión
Robert Francis Prevost Martínez, de 69 años, fue creado prefecto del Dicasterio para los Obispos por el Papa Francisco en 2023. Antes de asumir ese cargo, había sido obispo en Chiclayo (Perú), país al que está fuertemente vinculado no solo pastoralmente sino también afectivamente, pues posee doble nacionalidad peruana y estadounidense. De ascendencia española, su trayectoria lo ha llevado por distintas realidades eclesiales en América y Europa, lo que ha moldeado un perfil internacional y dialogante.
A pesar de ser el primer Papa estadounidense de la historia y el primer agustino en alcanzar el papado, su figura ha sido interpretada como una continuación de los caminos abiertos por su predecesor. Su cercanía al fallecido pontífice y su visión pastoral de la Iglesia han sido destacados como claves en su elección durante el cónclave de 2025.
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