Catástrofe

La ayuda humanitaria fluye hacia Turquía y Siria mientras las víctimas superan las 22.000

Rescate de una víctima en Kullar 110 horas después del terremoto.

Rescate de una víctima en Kullar 110 horas después del terremoto. / Sedat Suna (Efe)

La ayuda para los damnificados de los terremotos que sacudieron el lunes el sureste de Turquía, con magnitudes de 7,7 y 7,6, sigue fluyendo mientras la cifra de víctimas mortales se eleva ya a 19.388, según los últimos datos del presidente, Recep Tayyip Erdogan. A estas víctimas hay que sumar las casi 3.400 que se han producido en territorio sirio, con lo que el total supera las 22.000.

Además se registran más de 77.700 heridos en Turquía.

Este balance de víctimas supera al devastador seísmo de 1999 que sacudió una zona cercana a Estambul y en el que murieron unas 17.500 personas.

En las diez provincias afectadas por el seísmo del lunes vivían unos 13,4 millones de personas, y cientos de miles de ellas se han quedado sin hogar tras el seísmo.

Las tareas de rescate continúan con más de 100.000 personas, pero a medida que pasan las horas la posibilidad de encontrar a supervivientes se desvanece.

Erdogan reconoció este viernes que las autoridades tienen problemas para gestionar los efectos del terremoto por la enorme superficie afectada y el grado de destrucción. "Nos enfrentamos a una de las mayores catástrofes de nuestra historia. Se han producido graves destrucciones en diez provincias", señaló el presidente.

Mientras, la ayuda para los damnificados sigue fluyendo: incluso EEUU ha levantado sus sanciones financieras contra el régimen sirio para permitir la llegada de donaciones.

Tras un envío masivo de ayuda en un primer momento hacia Turquía, en las últimas horas está llegando también a Siria, donde el conflicto bélico que padece este país desde hace casi 12 años ha dificultado el despliegue de equipos de rescate y la distribución de alimentos, medicinas, tiendas de campaña, ropa y otros suministros.

Este viernes, la ONU ha confirmado desde Ginebra que ya son dos los convoyes con ayuda humanitaria -el segundo de ellos, integrado por 14camiones- que han llegado al noroeste de Siria, la zona más afectada por los terremotos y donde se reúnen los grupos rebeldes al Gobierno de Damasco desde hace años.

Los vehículos, con cargamentos no alimentarios para unas 16.000 personas, cruzaron la frontera turco-siria utilizando el único paso fronterizo abierto y atravesando una carretera muy dañada por los movimientos sísmicos hasta llegar a la ciudad de Idlib.

La Organización Internacional para las Migraciones tiene previsto enviar más materiales de emergencia "lo antes posible".

La directora del Programa Mundial de Alimentos para Oriente Próximo, Corinne Fleischer, ha añadido que, gracias a las reservas disponibles en la zona, por el momento se ha conseguido distribuir alimentos a unas 43.000 personas y espera poder hacer lo mismo con otras 100.000, pero ha pedido la "apertura urgente" de más pasos fronterizos entre Turquía y más operaciones de cruce de líneas desde el área controlada por el Gobierno a la de los rebeldes.

La situación es tan dramática que el Departamento del Tesoro de EEUU ha suspendido temporalmente algunas sanciones contra el Gobierno sirio, hasta finales del mes de julio, para permitir transacciones económicas con fines humanitarios.

Además, Washington ha anunciado que aportará 85 millones de dólares en ayuda humanitaria en los dos países afectados a través de su agencia para el desarrollo internacional, Usaid, que colabora con organizaciones humanitarias desplegadas sobre el terreno.

Rusia ha confirmado que un primer avión de sus Fuerzas Aeroespaciales con más de 20 toneladas de ayuda humanitaria ha llegado a Siria, mientras el ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, calificaba la operación humanitaria como "un gigantesco esfuerzo logístico", antes de comprometerse a volar "el tiempo que haga falta y mientras se pueda entregar material", como las 50 toneladas de ayuda que partieron ayer de la base de Wunstorf (Baja Sajonia) a bordo de tres aviones A400 de su fuerza aérea.

Así las cosas, Damasco ha declarado este viernes las regiones de Alepo, Latakia, Hama e Idlib como "zonas de catástrofe", mientras el presidente sirio, Bashar al Asad, visitaba un hospital precisamente en Alepo en su primera aparición pública desde el seísmo, desde donde ha acusado a "Occidente" de tener en cuenta sólo el lado "político" de la situación en Siria e ignorar el aspecto "humano", por el efecto de las sanciones internacionales que sufre el país.

En Alepo se encuentra también la presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja, Mirjana Spoljaric, "con el corazón apesadumbrado" por "la situación desesperada de personas" que "después de años de feroces combates ahora están paralizadas por el terremoto".

Pero no sólo hay ayuda: como en otros desastres humanitarios, también existen individuos sin escrúpulos que intentan aprovecharse de la situación, según ha alertado la empresa rumana de antivirus Bitdefender, que ha detectado la actividad de ciberdelincuentes que se hacen pasar por organizaciones humanitarias para recibir donaciones económicas o robar datos de usuarios de internet.

Bitdefender ha puesto el ejemplo de una supuesta fundación ucraniana llamada Wladimir que decía asistir a los damnificados "sobre el terreno" recogiendo donaciones a través de criptomonedas cuando en realidad sus integrantes operaban desde Pakistán.

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