Sucesos

La Guardia Civil registra la casa en Arganda donde vive el detenido por el triple crimen de Morata de Tajuña

La Guardia Civil registra, junto al detenido por el triple crimen de Morata, su casa / Europa Press

Agentes del Grupo de Homicidios de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Madrid registra la casa en Arganda del Rey donde vive el detenido que se entregó por el asesinato de tres hermanos en una vivienda de Morata de Tajuña, ha informado una portavoz de la Comandancia de Madrid.

Los agentes de la Policía Científica y de Homicidios han accedido, tras la correspondiente orden judicial, a una casa baja de dos plantas situada en la avenida del Ejército número 41 de Arganda, donde vive con otras personas el ciudadano paquistaní arrestado, ciudad en la que había gestionado un locutorio en el centro de la localidad.

La Guardia Civil busca pruebas en esa casa y el arma supuestamente utilizada por el arrestado, Dilawar Hussain F.C., de 42 años. Se trata de un martillo o un elemento contundente utilizado para golpear hasta la muerte a los tres hermanos septuagenarios.

Debido al estado de los cadáveres, las autopsias, que comenzaron el viernes, aún no han concluido, y continúan en el Instituto de Medicina Legal de Valdebebas. El estado de los cuerpos indica que fueron víctimas de un calvario -de ahí el nombre de la operación y el hecho de que vivían en la Travesía del Calvario-, ya que presentaban golpes, apuñalamientos y quemaduras.

Entrega y confesión

El detenido, apodado El Negro de Morata, se presentó de forma voluntaria en el cuartel de la Guardia Civil de Arganda del Rey, reconociendo su participación en las muertes de Amalia (71 años), Pepe (79) y Ángeles G.A. (74 años), encontrados asesinados el jueves en su casa de Morata. "Buenas, yo soy el que ha matado a los tres hermanos. Me habían arruinado", ha confesado a los agentes.

La identidad del apresado coincide con la del principal sospechoso que manejaban los agentes del Grupo de Homicidios, puesto que existen antecedentes de graves lesiones con un martillo a una de las víctimas el pasado año, un arma que podría haber utilizado ahora para matarles y que no se encontró en la escena del crimen.

Sí se halló una pistola de fogueo que habrían comprado los hermanos para defenderse de sus amenazas. Además, ni las cerraduras ni las ventanas de la vivienda de Morata en la que se hallaron los cadáveres estaban forzadas, por lo que los investigadores sospechaban desde el principio que abrieron la puerta a algún conocido o éste tenía las llaves.

El detenido se encuentra en el Acuartelamiento de Rivas Vaciamadrid a la espera de pasar a disposición judicial.

La investigación

El arrestado vivió hace más de un año varios meses con las víctimas, que le habían alquilado una habitación en la casa, según contó el viernes el alcalde de la localidad, Francisco Villalaín. Al principio, tenían buena convivencia e incluso acompañaba a los mayores a realizar gestiones y a la compra.

Según algunos vecinos, Dilawar Hussain llegó a prestar unos 30.000 euros a los hermanos a cambio de devolverles pasados los meses el doble de esa cantidad, de ahí la reclamación de los 60.000 euros. Como no fue así, entonces comenzó a amenazarles, llegando a arrancar un pendiente y a abofetear a Amelia, que no le denunció.

Pero luego en febrero volvió a agredirla, esta vez con un martillo en la cabeza, y cuando estaba en el suelo una patada, lo que le provocó importantes lesiones. Avisaron a la Policía, pero las hermanas no quisieron denunciarles, según fuentes municipales. Pero los agentes actuaron de oficio y el Negro de Morata fue detenido y tras un juicio rápido, fue condenado a prisión, de la que salió el mes de septiembre.

A pesar de la condena, la indemnización y una orden de alejamiento de 500 metros sobre los hermanos, los investigadores creen que hace unas semanas el paquistaní volvió a acudir al domicilio de las hermanas para volverles a exigir el dinero y fue entonces cuando les agredió mortalmente. Luego, apiló los cadáveres en el salón, les roció gasolina e intentó quemarlos sin éxito utilizando papeles y cartones.

Víctimas de una estafa amorosa

El arrestado habría confesado que les mató en diciembre por esta deuda relacionada con una estafa amorosa. Desde el entorno de los fallecidos han contado a los agentes que hace al menos un lustro las hermanas habían contactado con dos supuestos militares, con los que entablaron una relación pseudoamorosa a distancia.

Pasado un tiempo, uno de los presuntos militares les informó que el otro había fallecido y que necesitaba una importante cantidad de dinero para poder cobrar una herencia de 7 millones de euros, pero a cambio les tendrían que enviar unos 400.000 euros "para los trámites administrativos".

Desde entonces, una de las fallecidas comenzó a mandar dinero a la cuenta de su novio estadounidense Edward, quien no cesaba en pedirle cada vez con más frecuencia le exigía que le enviara más cantidades con diversas excusas.

A pesar de que amigos, familiares y empleados del banco les alertaron de que habían caído en las llamadas estafas amorosas, las hermanas insistían en que el romance era verdadero mientras se endeudaban para satisfacer las demandas del supuesto amante, llegando a pedir dinero a varios conocidos.

El hallazgo de los cuerpos

Los vecinos alertaron hace unos días al Ayuntamiento de la localidad de que llevaban un mes sin ver a los hermanos, muy conocidos en el municipio porque participaban en muchas actividades sociales y culturales. Al principio pensaban que se habían ido de vacaciones, pero como no respondían a llamadas y mensajes se alertaron.

El jueves, efectivos del Equipo Territorial de Policía Judicial de la Guardia Civil de Arganda entraron con autorización judicial en el domicilio, hallando los tres cadáveres. Se encontraban "parcialmente quemados, apilados y con restos de sangre", han indicado las mismas fuentes.

Agentes de la Científica y Homicidios de la Guardia Civil, que se encargan de la investigación, han recogido numerosos vestigios y pruebas en la casa y están hablando con familiares y vecinos de los difuntos. Las dos mujeres llevaban varios años jubiladas y el hermano padecía una discapacidad.

La casa en la que los hallaron era su segunda residencia. Tenían otras viviendas en España, que podrían haber vendido para satisfacer las peticiones del supuesto amante o de los deudores, algo que tendrán que examinar los investigadores.

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