Semana Santa

La visión de un costalero y sacerdote

  • José Antonio Omist habla de su experiencia bajo los palios de la Paz y del Valle en el cuarenta aniversario de la cuadrilla del Nazareno

  • "Es la metáfora de la vida, cargar la cruz de cada día"

Un momento de la charla celebrada en la capilla del Nazareno.

Un momento de la charla celebrada en la capilla del Nazareno. / alberto domínguez

"Portar un paso es como la metáfora de la vida, la de cargar con la cruz de cada día; es también tomar conciencia de la vía dolorosa que sigue Jesús, en la que redime del pecado de la humanidad". Esta es la visión de lo que se vive debajo de un paso de José Antonio Omist, sacerdote y párroco de San Sebastián, lo hace como costalero de los palios de las vírgenes de su parroquia, de la Paz y del Valle. Aunque es de cuadrilla baja, de las del palio, su primeras experiencias en los pasos fueron también en los de su parroquia, con Nuestro Padre Jesús de la Victoria y el Cristo de la Sangre. Por eso ayer en la charla a la que fue invitado por la Hermandad del Nazareno, en la que se celebra los cuarenta años de la cuadrilla del Señor, habló de esas experiencias del costal, "que nacen en ese simbolismo de la muerte y la victoria". En 2015 y 2016 fue costaleros de los dos palios, pero una lesión le impidió salir el año pasado y lo hará esta Semana Santa en ambos pasos de palio.

En esa metáfora del costalero, José Antonio Omist ha declarado a Huelva Información que es una ocasión para "despojarse de los pecados de hoy, preguntarse en qué medida estamos dispuesto a cargar con la cruz; la fortaleza que necesitamos está en la cruz."

En su labor como costalero señala que "aunque no puedo decir que soy los pies del Señor, pero sí que bajo el palio se vive el sufrimiento de la Madre, por ser Madre y por el peso que lleva de su Hijo inocente, es ese un dolor mayor que integra la injusticia". Un dolor físico que también se nota bajo las trabajaderas, "cuando vas por una buena calle y luego encuentras un remonte de un paso de peatones y es ahí cuando se clava más el sufrimiento".

José Antonio Omist, en ese paralelismo del costal con la vida de Jesús y la vida diaria de la persona, asegura que "este no es un mundo para contemplar, sino para luchar", y asegura que después de la Semana Santa "no hay que caer en la indiferencia, hay que seguir siendo los pies del Señor durante el resto del año, hay que caminar con Él los 365 día y las 24 horas". En este encuentro con otros costaleros, José Antonio Omist destacaba que "lo importante es ver cómo Dios se sirve de al experiencia con Dios".

Una experiencia que para él "ha sido en todo momento positiva". "Debajo del paso -añade- se intenta vivir desde una actitud orante, procurando interiorizar todos los sentimientos".

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