El sueño de una mujer costalera de Huelva

La onubense Carmen Vélez alza su voz para dar visibilidad a la mujer dentro del mundo del costal

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Carmen Vélez le ajusta el costal a su compañero antes de una salida procesional.
Carmen Vélez le ajusta el costal a su compañero antes de una salida procesional. / M.G.
Alba Gómez

16 de agosto 2023 - 06:00

Una mujer costalera es algo que todavía cuesta digerir en el mundo cofrade. Esto es una realidad, el papel de una mujer dentro de una Hermandad siempre ha estado más enfocado a los preparativos, al cuidado o el rezo a los titulares, pero los tiempos cambian y las cuadrillas de costaleras cada vez son más recurrentes en Semana Santa. En esta época dorada para la Semana Mayor, en la que las cofradías crecen y las calles se llenan, algunas mujeres aún buscan su hueco.

Este es el caso de Carmen Vélez, una mujer cofrade de Huelva que ha crecido con el olor a incienso del Polvorín y cuyo sueño siempre ha sido ser costalera del Cristo del Amor, titular de la Hermandad de la Cena. Cuando se le pregunta de donde viene esta pasión, Carmen recuerda los tiempos en los que su padre era capataz del paso de misterio de La Cena y los primeros pasos de su hermanos en el mundo del costal. “Es lo que he vivido desde pequeña, mi familia es de la hermandad y yo me he criado entre ensayos y levantás”, ha contado Carmen.

Su primera vez bajo un paso la recuerda con cariño e incluso se le escapa una sonrisa. Con tan solo 16 años, Carmen realizó su primera salida en una Cruz de Mayo de Huelva, “lo hice a escondidas de mis padres, ensayé un día y fue la primera vez, la recuerdo con mucho cariño”. Aunque sus padres prefieren que no lo haga, entienden que es lo que le hace feliz y por ello, la apoyan en cada paso. Se trata de una voz reivindicativa que busca su sitio, actualmente es costalera en la cuadrilla del Santo Entierro, una cuadrilla mixta y ha salido en la Virgen del Reposo, la patrona de Valverde del Camino. Según explica Carmen, “el costal es mi pasión, por ello, mi sueño es poder portar a mi Cristo el Domingo de Ramos, yo no busco una cuadrilla de mujeres sino una mixta, porque si vas debajo de un paso tienes que ser consciente del esfuerzo físico que conlleva y yo sé a lo que voy”.

Cuando la Hermandad se echa a la calle el Domingo de Ramos, Carmen la sigue viviendo desde fuera, antes como nazarena, ahora portando uno de los ciriales ante el Señor del Amor. “Se me parte el corazón, porque sé que estoy perfectamente capacitada para hacerlo como cualquier otro hombre y no me dejan por el simple hecho de ser mujer”. Es verdad que existen varias cofradías en la provincia con cuadrillas mixtas o de mujeres pero “te duele que no puedas hacerlo en la Hermandad en la que has crecido y a la que le tienes un cariño especial”.

“Para mi La Cena significa familia, amigos y devoción”, siempre he estado ligada a ella en los talleres cofrades o colaborando con el grupo joven, “sin esto me sentiría incompleta”. “¿Por qué no voy a seguir peleando si es mi sueño?”, se pregunta Carmen, que cuenta que no es la única mujer que tiene esta inquietud dentro de las hermandades de Huelva y que siempre hay alguien que tiene que dar el primer paso para que las cosas cambien. “Ahora es el momento de que las mujeres peleen porque no nos debemos conformar con sacar lo que los hombres prefieren no hacer, tenemos que tener voz”.

La onubense porta un cirial en la Hermandad de la Cena en Huelva.
La onubense porta un cirial en la Hermandad de la Cena en Huelva. / M.G.

Carmen deja claro que seguirá luchando por su sueño y que aunque no es muy optimista, no se rendirá. Además, tiene con el apoyo de sus seres queridos y cuenta que para la salida extraordinaria del Cristo del Amor con motivo del 75 aniversario de la Hermandad fue a la igualá aunque finalmente no fue admitida dentro de la cuadrilla, “yo no iba con esa intención pero se sentí arropada por los míos, yo simplemente quiero que sean conscientes de que las mujeres costaleras estamos ahí velando por nuestra Hermandad”.

Todo va avanzando poco a poco y la costalera cuenta como “en el Vía Crucis ya hicieron una cuadrilla mixta y otra de mujeres, paso a paso se pueden lograr grandes cosas”. Cada Domingo de Ramos el amor y la melancolía la inundan, porque no puede vivirlo como realmente querría pero aún así, Carmen coge su cirial y acompaña al Cristo del Amor durante todo su recorrido.

Los cambios no llegan en dos días, y esto las costaleras lo tienen aprendido, pero alzar la voz y buscarse un hueco es el primer paso para que se las escuche y todo sean conscientes de que están aquí. El mundo cofrade se adapta poco a poco a los cambios y para Carmen, esto se ha convertido en un objetivo personal para poder “abrir camino a todas mis compañeras y que podamos realizar la estación de penitencia bajo nuestro paso deseado”.

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