El pregón del Calvario hace soñar con el Lunes Santo
Las emociones estaban a flor del piel y la primavera abre las puertas a la Semana Santa
El pregón en imágenes
El Señor del Calvario ha salido de su templo para trasladarse a la mente de todos los asistentes al pregón de su hermandad. Las emociones estaban a flor de piel y la Semana Santa cada vez se hace notar más conforme transcurren los días de Cuaresma. Las palabras de Antonio González, el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías de Huelva y pregonero del Calvario, danzaron por la sala dejando buenas sensaciones y alguna que otra lágrima.
Antonio, o Toni para todo el que lo conoce, habló desde el corazón con esa sencillez que le caracteriza. El salón rojo de la Casa Colón no cabía en sí durante el pregón, donde ha hecho un recorrido de la historia de la hermandad desde sus inicios, cuando salía de las Colonias y "un grupo de chavales" se embarcaron en la aventura de hacer su estación de penitencia con el Cristo del Calvario cada Lunes Santo.
Al menos tres generaciones de devotos se reunieron durante el pregón donde más que hermanos del Calvario parecían miembros de una gran familia. Los pequeños, de monaguillos; los miembros de la Junta de Gobierno, representantes del Ayuntamiento, costaleros y hermanos se dieron encuentro para rendir homenaje a su Cristo que aguarda impaciente su esperada salida.
El presidente del Consejo habló sobre sus estrechos lazos con una hermandad a la que ha visto crecer y de la que se enamoró a primera vista una tarde de primavera que paseaba por el centro de Huelva. Volvió a verlo y con un nudo en la garganta supo que la devoción al señor del Calvario le acompañaría todos los días de su vida.
Después una gran trayectoria en la Semana Santa y con un puñado de anécdotas debajo del brazo Antonio hizo reír y sentir la fe a partes iguales. Tal y como contó, en 1976 comenzó el resurgir de las hermandades de Huelva donde el Calvario fue una de las precursoras. Cinco años después salió la Virgen de Rocío y Esperanza y al poco tiempo encontraron cobijo en el centro de Huelva.
El presidente confesó que su mejor puesto en su vida cofrade fue el de "'aguaor' de sus niños", unos que viven la Semana Santa con el corazón en la mano y que se han dejado la piel por la prosperidad de su hermandad. Los momentos difíciles se superaron y el pregonero continuó con su discurso donde la emoción cada vez era mayor.
Dejó una mención especial para los costaleros, que comenzaron cuando eran niños y ahora están revolucionando el mundo del costal. Donde se le llenó la boca hablando de los suyos y donde confesaba con la voz quebrada "hoy en vez de pregonero o capataz quisiera ser costalero para poder levantar el peso de la trabajera que es soportable cuando se sabe a quien llevas".
La sala estalló en un enorme aplauso cuando las palabras sinceras de Antonio calaron en lo más profundo de los asistentes y dejaron abierta la puerta para que el Señor del Calvario no tardara en llegar al Lunes Santo.
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