Semana Santa

Un palio para gozar y soñar

  • El elegante cortejo y los pasos de esta archicofradía abren el Jueves Santo de la capital

Vera+cruz y Oración en el Huerto. Así, al completo. Cuando se nombra a esta hermandad, hay que tener en cuenta que la suma, cuenta. Y es que la primera cofradía del Jueves Santo que pone su cruz de guía en la calle es el resultado de la fusión de dos hermandades hace casi 80 años. Es una archicofradía. Con una larga historia y uno de los patrimonios artísticos más interesantes de la capital, tanto en sus insignias como en los pasos procesionales. La estación de penitencia es, quizá, el mejor momento para poder apreciarlos. Y deleitarse con lo que se ve.

Finalizados los Oficios en la parroquia de la Purísima Concepción, la hermandad se preparaba en el interior del templo para realizar su salida. Detrás de las puertas, una multitud de personas esperaba el momento oportuno para que se abrieran de par en par. Y el cortejo, a la hora oportuna, comenzó por fin a salir por la calle Méndez Núñez.

El procesionar de esta archicofradía siempre es especial. Y cuando el día acompaña, como fue ayer el caso, invita a embelesarse con su discurrir, desde la cruz de guía hasta la trasera del paso de palio. No hay que perderse ningún detalle.

El paso de misterio de la Oración en el Huerto, magistral obra de José Oliva, de 1944, salió a las calles de la capital mostrando el momento en el que Jesús es reconfortado por un ángel, mientras San Juan, Santiago y San Pedro duermen. Junto a la urna que contiene tierra de Jerusalén, concretamente del Huerto de Olivos, entre los claveles color cardenal este año se dibujaba la figura de un pez, en recuerdo del niño almeriense Gabriel Cruz. Ha estado presente en el recuerdo de muchos cofrades.

Fiel a su tradición histórica y a sus orígenes cruceros, entre el mar de nazarenos blancos de su cortejo procesional figuraban algunos con túnica negra y morrión verde, esto es, con el traje de penitente de la primitiva Hermandad de la Vera+Cruz. Uno de estos hermanos, en los tramos previos al paso de la Virgen de los Dolores, portaba el Lignum Crucis. Nazarenos blancos y negros. Un perfecto contraste que recoge parte de la larga historia de esta hermandad.

Y, al fin, Ella. La Virgen de los Dolores. Cincuenta años de una talla que realizara Luis Álvarez Duarte. Una de sus primeras imágenes. Faltan las palabras cuando se ve venir de lejos este palio, color carmesí, con uno de los conjuntos de palio bordados mejores de la provincia.

Las palabras tampoco salen para describir lo que se ve cuando se tiene el palio delante, frente a frente. Cuando se contempla la disposición de las rosas, en forma cónica,y se atiende a todos los detalles del paso, desde los respiraderos hasta los faldones. Y cuando se contempla el bello rostro de la dolorosa.

Pero definitivamente, ver alejarse este palio, al son de marchas clásicas por la Banda del Liceo de Moguer, con el movimiento desacompasado de los candelabros de cola, puede ser uno de los momentos cofrades que se guardan en la retina con el paso del tiempo. Es mi momento cofrade.

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