La novedad de los altares cuaresmales de San Pedro
Tribuna de opinión
La nueva forma de enfocar la actividad parroquial de don Francisco Feria ha motivado este valiente cambio histórico en la parroquia y parece que ya se están recogiendo sus primeros frutos
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Creo que la gran noticia de la Cuaresma de este año y que no debe caer en el olvido, sería el retorno de los altares de cultos cuaresmales al altar mayor de la Mayor de San Pedro. Esta grata realidad está provocando imágenes que por su especial belleza debemos destacar. Tan solo en ocasiones muy especiales se ha podido disfrutar anteriormente de este hecho que ahora, por gracia, pasará a ser cotidiano.
Para muchos cofrades de las hermandades de la parroquia ha sido verdaderamente emotivo disfrutar de sus imágenes devocionales en ese lugar tan destacado durante estas fechas y a más de uno se le ha caído una lagrimita que no ha podido contener ante tanta felicidad contenida.
El altar mayor de la parroquia de San Pedro es el mejor exponente de retablo barroco que se conserva en nuestra ciudad. Es una obra de Antonio José de Abascal, terminado y dorado en 1758. Aunque sufrió las acometidas vandálicas en los inicios de la Guerra Civil, actualmente se muestra en su mayor esplendor posible tras el proceso de conservación realizado a principios de este siglo.
En primer lugar hemos podido contemplar el altar preparado por la Hermandad del Descendimiento con el misterio completo del Sagrado Descendimiento, destacando su característica sobriedad. Días después, hemos podido admirar el artístico altar que preparó la Hermandad de la Borriquita con un conjunto que presidido por el Señor de la Borriquita, también contaba con la Virgen de los Ángeles y san Juan Evangelista.
Pero la estampa del Señor de Pasión, entronizado en su solemne altar cuaresmal, llenándolo todo con su sola presencia, ha sido espectacularmente emotivo para los hermanos pasionistas. Y si además, durante esos días, se realizó exposición del Santísimo en el mismo altar, la imagen vivida es sencillamente sublime.
Esta bonita estampa reproducida en estos días cuaresmales, nos ha retrotraído en el tiempo a imágenes históricas de finales del siglo XIX, antes de la llegada de san Manuel González a la parroquia de San Pedro, cuando el Señor de Pasión se encontraba y veneraba en la capilla del Sagrario, antecedentes del carácter sacramental del que hace gala la hermandad pasionista. Y precisamente durante estos días, que se ha celebrado el Jubileo de las Cuarenta Horas, tanto por las mañanas como por las tardes, se ha notado un mayor tránsito de devotos que han acudido al templo capitalino.
Todo este logro tiene un nombre propio. No cabe la menor duda que la toma de posesión del nuevo párroco de la Mayor de San Pedro ha tenido mucho que ver en esta situación. La nueva forma de enfocar la actividad parroquial de don Francisco Feria ha motivado este valiente cambio histórico en la parroquia y parece que ya se están recogiendo sus primeros frutos, lo cuál nos alegra enormemente. Pienso que estos altares cuaresmales y el Jubileo realizado, han supuesto una potentísima llamada a la oración de todas aquellas personas lo han presenciado personalmente, con lo cuál se cumple plenamente uno de los objetivos básicos de la Cuaresma. Enhorabuena.
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