Los Milagros de Palos de la Frontera llega a Huelva para la Magna acompañada de todo un pueblo

La que fuera coronada por San Juan Pablo II en 1993, llegaba a la capital onubense tras realizar un traslado a pie desde el reconocido Monasterio de La Rábida hasta la ciudad. Con su carreta de plata, tirada por bueyes, Palos de la Frontera entraba en Huelva para sumar, aún más si cabe, otro momento para la historia.

Desde su salida en el Monasterio de La Rábida, por el Parque Celestino Mutis, su paso por el Monumento a Colón y hasta su llegada al Muelle de la Río Tinto, la Patrona de los palermos se terminaba sumando a las vírgenes coronadas que ya se encuentran en los templos de la ciudad.

La Virgen de los Milagros, entronizada en su carreta de plata para la ocasión, emprendía su largo camino hacia Huelva en este Año Santo Jubilar. Un acto que para muchos quedaba grabado en la memoria, por como Palos de la Frontera llegaba a la ciudad onubense.

Desde pasada la hora del almuerzo, el ambiente en el Monasterio de La Rábida no hacía más que crecer. Todo era por un motivo. Por una devoción y un sentir a su patrona. Por esos mayores que hace ya 32 años la veían coronarse por un papa, y que ahora es santo, caminaban a Huelva junto a los Milagros. Una imagen a la que un navegante y explorador como Cristóbal Colón se encomendaba, junto a todos sus marineros, para intentar descubrir un nuevo mundo.

Esa misma imagen es la que, en este día, llegaba para descubrir Huelva.

A las 16:30, de manera puntual, comenzaba el largo camino de esa carreta de plata. No iba sola. Todo su pueblo iba junto a la patrona. Una comitiva formada por sus hermanos, banderas y varas abría el caminar. Cantes, palmas y vivas se sucedían uno tras otro por una sola imagen. “Flor entre las flores, gracia y esperanza, patrona divina”, cantaban varios hermanos palermos a su patrona.

Solo acababa de comenzar, y el ambiente ya era una pequeña introducción de lo que estaba por venir.

Pero tocaba caminar. Un largo y precioso camino había que andar. Y así era. La Virgen de los Milagros, con paso decidido, hacía su llegada al Monumento a Colón. En aquel lugar donde se rinde homenaje a la gesta del Descubrimiento, la comitiva de la patrona aprovechaba para hacer una pequeña merienda y librar, de alguna manera, el intenso calor de la jornada.

Una pequeña pausa para esos peregrinos que, decididos, volvían a echar el pie al frente, junto a una estampa única, mientras Palos de la Frontera avanzaba por la Avenida Francisco Montenegro hasta la capital.

Ahora sí, la Virgen de los Milagros conseguía llegar a Huelva junto a un fondo único, como el que tiene la Costa de la Luz. Un entorno perfecto, rodeaba en todo momento a la patrona y que con su llegada solo hacía más que mejorar. Si ya venía acompañada de su pueblo, en Huelva se sumaba toda una ciudad.

La Comandancia de Marina, de manera especial, abría sus puertas para rendir homenaje a la virgen de los palermos. Cantes y vivas volvían a sonar para sumar al entorno todo el ambiente que iba a necesitar.

Una marea entera de camisas blancas, acompañaba a la Patrona de Palos de la Frontera hasta la capital. Un momento extraordinario en el que muchos solo hacían recordar la importancia de disfrutar de todo lo que estaba por venir con la llegada a la Iglesia de la Purísima Concepción.