Antonio Carlos Pons Sepúlveda subirá mañana a la tribuna de oradores de la ermita de la Soledad, allí pregonará a la cofradía oficial de Huelva.

-Ha dejado de ser hermano mayor y ahora son pregones uno degrás de otro.

-Estamos en ello. Salió así, mañana el del Santo Entierro y el próximo saábado el de Punta Umbría, que ya está terminado.

-¿Cómo surge esto de los pregones?

-Empecé con el de María Auxiliadotra, luego la exaltación de la Virgen del Valle. Creo que la de pregonero es una faceta como la de costalero, capataz, hermano mayor... Para mí es un honor pregonar a una hermandad como la del Santo Entierro.

-¿Qué satisfacciones da un pregón?

-La de poder dar tu opinión sobre la Semana Santa, donde además ocupa una parte importante los temas sociales, como la droga, el alcohol... porque las cofradías deben estar presentes en el día a día de la sociedad.

-¿Cómo hay que ser pregonero?

Hay que ser pregonero de las injusticias, de cómo no se entiende que a uno le pongan una bomba en su coche por diferencias políticas o a las puertas de un mercado se pongan bombas.

-¿Un hermano de la Soledad que no ha visto nunca el Santo Entierro cómo lo pregona?

-No me fijado en los vídeos, me intersan otras cosas, lo vivido con ellos en las convivencias durante el año.

-¿Cuál será el hilo conductor?

-Me hago costalero con ellos y bajo el paso me hago uno más de la hermandad. Es un pregón donde estará también mi costal, mi faja y mi zapatilla.

-¿Cuál es el balance de su gestión de hermano mayor de la Soledad?

-Intenté incrementar el patrimonio, porque la hermandad lo necesitaba y hay que pedir menos. Pero nos hace falta más vida de hermandad, pro vivimso un exilio y la vuelta a la Concepción, con sus pros y sus contras.

-¿Con qué momentos se queda?

-Con el corto recorrido del pasado año y con la levantá del palio de Rocío y Esperanza en 2006.