Manuela, la onubense que revive la Magna Mariana 70 años después: "A mis 85, doy gracias por haberlas podido ver de nuevo"

Manuela González Rodríguez, de 85 años, rememora con emoción la última vez que presenció una procesión como la de este sábado: fue en 1954, cuando tenía 14 años. Pero lo recuerda como si fuera ayer mismo. "Todo era muy distinto entonces", contaba a Huelva Información. Aunque ahora rodeada de hijos, nietos y después de toda una vida, aún le sabe a poco: "Todo ha sido precioso y, gracias a Dios, he podido volverlo a ver".

"Ese año la vi desde la calle Puerto", recuerda. "No había tanta información ni organización como ahora; simplemente ibas y veías lo que había. Sé que había mucha gente, los palios, y especialmente me impresionaba la Virgen de la Bella. Fue por la tarde y empezó a llover un poco; lo sé porque la gente llevaba paraguas. Son recuerdos que he tenido muy presentes estos días, cuando he visitado las iglesias y la exposición sobre la Magna de entonces."

Como otros tantos jóvenes, corrió hasta la calle Puerto para poder disfrutar de aquel espectáculo artístico que tardaría mucho en repetirse. "Me acuerdo de todo como si fuera ayer", decía. 70 años más tarde, reconoce que la Magna Mariana ha sido muy diferente en muchos sentidos. "Esta vez la gente se organizó de forma distinta, y también había mucha más gente que aquel día", comenta. "En aquel año, pasé por la calle Concepción y me planté donde pude verlo todo perfectamente. Y allí me quedé esperando hasta que terminó".

"Huelva es perfecta para vivir otros 85 años más"

Aunque el tiempo ha pasado por ella, la conclusión que sacaba era la misma. "Todo esto significa para mí el orgullo de Huelva. No le pongo falta a nada de su provincia, honestamente pienso que es perfecta para vivir otros 85 años más", aseguraba.

"Me lleva todo esto a un recuerdo muy bonito de mi edad, porque de los 14 años a los 85 que tengo ahora han pasado muchas cosas. Me acordaba de ello durante la tarde de ayer y también en los días anteriores, cuando fui a visitar las iglesias de la capital donde estaban las vírgenes. Todo ha sido precioso y, gracias a Dios, he podido volverlo a ver", añade emocionada.

Además de recordar el pasado, también tenía mucho que agradecer. "Una amiga y mi hija iban en coche hacia La Puebla de Guzmán, cuando un vehículo que venía de frente dio un volantazo y parecía que se iba a estrellar contra ellas. Fue cuestión de segundos. Ambas cerraron los ojos y pensaron que no lo contarían. Pero salieron ilesas", cuenta aún emocionada. "Por eso le agradezco a la Virgen de la Peña, porque siento que, de cierta forma, las protegió. En ese momento entendí que tenía que darle las gracias de verdad".

Un reencuentro con su pasado y con sus raíces, que siempre están presentes. "Cada imagen, cada paso, cada oración es un lazo que une pasado y presente", reflexiona. "Es algo que me lleva de nuevo a mi pasado, y he sido feliz al poder tener a cada virgen cerca de nuevo."