Provincia

La lluvia pasó de largo

  • El Santísimo Cristo de las Aguas, una de las principales obras del insigne escultor ayamontino León Ortega no se representa muerto, sino en el instante inmediato al óbito.

LA Semana Mayor ayamontina se trasladó en la noche de ayer, Martes Santo, a la Iglesia de San Francisco, perteneciente a la Parroquia del Salvador, desde donde un año más partió la estación de penitencia de la Real, Antigua, Ilustre y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de la Sagrada Lanzada y María Santísima de la Esperanza del Mar.

Dicha cofradía, también mirando al cielo debido a la inestabilidad atmosférica de estos días, inició su recorrido procesional a las 21:00 para recorrer la plaza de San Francisco, Lerdo de Tejada, Cristóbal Colón, San Isidoro, plaza de la Laguna, Angustias, Ainé Carbonell, Cervantes, Lusitania, Hermana Amparo, Juan de Zamora, San Juan, Juan de Zamora, Rodrigo de Xeres, avenida de Andalucía, plaza de la Coronación, paseo de la Rivera (Tribuna Oficial), San Diego, Lusitania, Cristóbal Colón, Lerdo de Tejada, y plaza de San Francisco antes de entrar de nuevo en el templo.

La banda de cornetas y tambores Nuestra Señora del Prado-La Pasión, de Ciudad Real, acompañó al Cristo de las Aguas, mientras que la Asociación Musical de La Algaba (Sevilla), hizo lo propio con Nuestra Señora del Mar. El paso del Cristo de las Aguas fue exornado con claveles rojos y el de la Virgen de la Esperanza del Mar con flores blancas.

El Santísimo Cristo de las Aguas, una de las principales obras del insigne escultor ayamontino Antonio León Ortega, no se representa muerto, sino en un instante inmediato al óbito, pues aún se aprecian en su rostro signos de vida como la boca entreabierta y los ojos a medio cerrar. Iconográficamente se encuentra justo en el momento después de que Longinos ha atravesado su costado.

Por su parte, María Santísima de la Esperanza del Mar, de Luís Álvarez Duarte, es imagen de candelero para vestir, presentando talladas las manos, finas y delicadas, y el rostro, de gran dulzura. Éste presenta las cejas finas y la boca ligeramente entreabierta, la nariz recta y los pómulos ligeramente marcados. La expresión de dolor se consigue mediante las lágrimas que acentúan su suspiro compungido.

El Misterio de la Sagrada Lanzada está compuesto por el Santísimo Cristo de las Aguas, Longinos a caballo, la Virgen del Buen Fin (obras todas de Antonio León Ortega), San Juan Evangelista (de José Vázquez Sánchez) y Santa María Magdalena (de Prudencio Navarro Pallares). La escena cobra gran patetismo al contemplar el resto de las imágenes, destacando las lágrimas contenidas de la Magdalena y la expresión de dolor de su rostro.

Lepe

La noche del Martes Santo se tornó recogimiento y oración en torno a la figura crucificada del Cristo del Mar. La cruz portada a hombros por los hombres y mujeres volvió anoche a recorrer las calles de Lepe pasadas las 22:30. En ese momento inició su caminar el cortejo religioso desde la Capilla que lleva de la barriada de Don Ramiro.

El Vía Crucis de Lepe es una procesión de silencio, recogimiento y oración que es organizada directamente por la parroquia de Santo Domingo de Guzmán contando con la colaboración de todos los grupos parroquiales y asociaciones que conforman la vida parroquial del municipio. Entre ellas agrupaciones como las hermandades, el consejo de Hermandades, Cáritas, catequistas, Asociación de viudas, etc.

El recorrido procesional es el mayor de todas cuantas procesiones se realizan en Lepe. Sale de la Capilla Cristo del Mar y recorre además el itinerario del resto de las Cofradías. Es característica el montaje que los vecinos realizan de los descansos.

isla cristina

Isla Cristina reinició sus procesiones tras el paréntesis del lunes. Ayer lo hacía la Hermandad de Penitencia y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Amargura, Bendito Patriarca Señor San José y Jesús Niño. La salida se efectuó desde su capilla situada en la histórica ermita de la calle Jesús del Gran Poder, a las 20:30 concentrando a un gran número de fieles y seguidores que ambientaban las calles estrechas de esa zona denominada Barrio Nuevo. Buena Muerte realizó la estación de penitencia con 200 nazarenos que vestían túnica y guantes blancos y antifaz, y botonadura y fajín morados. Los 35 costaleros fueron guiados en su itinerario por el capataz Manuel Ramón Contreras. El mismo número de costaleros llevaba la Virgen de la Amargura repartidos en sus 7 trabajaderas, dirigidos en este caso por Antonio José Domínguez, también hermano mayor.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios