Huelva se convierte en el epicentro de la Patrona de Moguer en un traslado extraordinario

Magna Mariana

El barrio de El Polvorín recibe con las manos abiertas a la Virgen de Montemayor en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús

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Nuestra Señora de Montemayor Coronada llega a la Ermita de la Soledad / Alberto Domínguez
Daniel Fontenla Domínguez

Huelva, 17 de septiembre 2025 - 21:25

"Una pequeña romería". Así definían algunos el multitudinario e histórico traslado de la Virgen de Montemayor por las calles de la capital hasta el barrio de El Polvorín. Una estampa que ha quedado grabada en la memoria de todos los onubenses y de la ciudad.

Bajo la luz del sol y con un calor más propio del verano, la Patrona de Moguer, junto a un pueblo entero, salía a Huelva no para realizar un simple traslado, sino para hacer historia. La Virgen de Montemayor aguardaba en el interior de la Parroquia Mayor de San Pedro, esperando a que Moguer fuera a buscarla para llevarla como solo ellos saben hacerlo.

Los hombres de Moguer esperan junto a la Virgen de Montemayor / Alberto Domínguez

Desde la hora de comer, varios moguereños esperaban impacientes en la puerta de San Pedro. Llenos de emoción y nerviosismo, intentaban pasar aquel momento entre risas y anécdotas. Muchos eran los curiosos que, por querer ver el ambiente, se acercaban a aquella puerta para presenciar el instante en que las puertas se abrían y contemplaban cómo Moguer iba a por su Patrona.

Y llegaba el momento, el sacristán, sin hacer ruido, abría la pequeña puerta de la Iglesia de San Pedro, y los hombres de Montemayor, con todas las ganas del mundo corrían para llegar hasta la virgen. Con paciencia y saber estar, Moguer esperaba la hora de llevar a su Patrona a Huelva.

En el interior, el ambiente crecía al igual que la temperatura. Muchos guardaban silencio, otros organizaban a los suyos, mientras que algunos se arrancaban a cantar por Huelva. Entre unos y otros, intentaban avivar el ambiente al mismo tiempo que el calor iba en aumento. Y ahora sí, con la presencia de Francisco Feria, María de la O Luengo y algunos integrantes de la Diócesis de Huelva, junto a la Junta de Gobierno de la Cinta, la Virgen de Montemayor se elevaba a los hombros de Moguer y comenzaba así su traslado hasta el barrio de El Polvorín, no sin antes despedirse de la Virgen de la Cinta y de la Virgen del Refugio.

La Patrona de Moguer se despedía del decano templo de San Pedro para emprender el rumbo hacia aquel lugar que ya la conoció en el año 1954.

Como si de una ‘pequeña romería’ se tratara, el grupo de tamborileros de Montemayor marcaba el camino a seguir hasta la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús. Desde que la virgen ponía un pie en la calle, cientos de rostros reflejaban la emoción y la alegría de ver a Moguer en Huelva. La Plaza de San Pedro se encontraba abarrotada de onubenses que, a medida que el traslado avanzaba, llenaban cada vez más el entorno de las andas.

Cara de cansancio de un hombre de la Virgen de Montemayor / Jesús Fernández

La Virgen llegaba hasta la Ermita de la Soledad, donde el sonido de la nueva campana y una pequeña representación de la Hermandad del Santo Entierro la recibían con los brazos abiertos. Y poco a poco, con delicadeza y paso firme, la Virgen de Montemayor alcanzaba el Convento de las Madres Agustinas. Allí, la imagen se levantaba sobre las manos de los hombres de Moguer y volvía a caminar por la Gran Vía.

La Patrona de Moguer no se olvidaba de llegar hasta la Plaza Niña, donde las Hermanas de la Cruz lloraban de emoción al tener ante sus ojos a la Virgen de Montemayor.

Otra espinita que tocaba el corazón era el encuentro de la Virgen de Montemayor junto al monumento de la Patrona de Almonte. Un momento lleno de emoción en el que se encontraban dos de las grandes devociones de la provincia de Huelva.

Nunca iba sola. Moguer sabía aguardarla durante todo el camino. Entre cantes, palmas y el sonido del tamboril, Montemayor llegaba a Huelva, y de qué manera.

La Virgen de Montemayor acompañada por cientos de devotos / Jesús Fernández

Es muy complicado quedarse con un solo momento de esta tarde y noche, pero con este traslado la ciudad ha tenido ya un pequeño anticipo de lo que viviría el próximo sábado con la Procesión Jubilar Magna Mariana.

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